Los problemas que tiene Cartagena de Indias se conjugan en una sola palabra: falta de un buen gobernante, esa es la realidad del Corralito de Piedras, una ciudad sumida en el caos, hoy sitiada por el Coronavirus, quizás con todos los problemas que agobian a las demás ciudades del país, pero con un agravante, la sensación de tiranía.
Expresarse en contra de la administración de William Jorge Dau Chamat, como periodistas, políticos o ciudadanos, pareciera una especie de sentencia de muerte.
Los comunicadores somos perseguidos por las redes sociales y recibimos toda clase de amenazas contra nuestra integridad por pensar como muchos ciudadanos, que el señor Alcalde no está haciendo las cosas bien.
Escribir o hablar mal del esquizofrénico Gobierno de Dau, es cargar sobre nuestros hombros el acecho de las llamadas «bodegas» virtuales, que se estructuraron para perseguir a todo aquel que exprese su inconformismo y esté en contra de una Administración que lleva seis meses tratando de prender motores pero nada que arranca.
Los ciudadanos nos negamos siempre a la costumbre de gobernar de manera corrupta a Cartagena. Pero hoy no solo hay serios rumores de corrupción, lo más grave, es que el capitán del barco no sabe para dónde dirigir el rumbo. Ha mostrado una «ineptitud histórica». Una forma perversa de generar polarización y de tratar de disfrazar los problemas de la ciudad echándole la culpa a los demás,es decir una especie de cortina de humo para ocultar su mediocridad.
¿Quién rodea al Alcalde? porque en Colombia estamos acostumbrados a los malos gobiernos y poco transparentes, pero somos muy buenos para asesorar en imagen y resolver crisis en cada escándalo que se desprende de una administración.
Si no me creen pregúntenle a los expresidentes Samper, Santos y al mismo Duque. Plagados de errores, pero con buenos espadachines. Caso contrario parece estar ocurriendo en Cartagena de Indias, donde todos los días se dan saltos al vacío sin que haya una recomendación o un líder que detenga la explosión de impulsos negativos que caracterizan al señor Dau.
Si la gestión del mandatario es deficiente, la de su jefe de comunicaciones es inoperante. Cuando se había visto en una ciudad, tantas reculadas a cada expresión, insulto o acto desatinado que diariamente comete quien pareciera vivir en el lado oscuro de la luna y no ejerciendo sus funciones desde la Plaza de la Aduana, hoy cerrada por un alarmante brote de Covid-19.
Donde están los secretarios, amigos y compinches del Alcalde Dau para evitar que cometa tantos actos vergonzosos como el ocurrido el pasado viernes, donde sin importar la presencia de la Ministra del Interior y otros funcionarios del orden nacional los dejó plantados en una reunión donde se plantearon soluciones a la crisis.
Hoy también brilló por su ausencia en un Consejo Extraordinario de Seguridad convocado por el Gobernador de Bolívar quien ha mostrado mayor interés por garantizar la seguridad en la ciudad que el mismo alcalde Dau.
Los errores del señor Dau, no pueden seguir tratando de taparse con boletines de prensa buscando justificar lo injustificable. El Alcalde no es quien acusa ni somete a la justicia a los corruptos. Para eso están la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría.
El señor Dau está en la Aduana es para gobernar. Si tropezarse con politiqueros no es una opción para él, no debió pensar en ser Alcalde y menos en un país como Colombia, donde pareciera que político y corrupto fueran sinónimos.
La grandeza de los gobernantes, señor Alcalde, está en demostrarle a los malos que uno es bueno. Pero no se demuestra huyendo, sacándole el cuerpo a la responsabilidad y al compromiso, es todo lo contrario, como se lo recomendó recientemente el único concejal que lo apoya Javier Julio Bejarano, por medio de sus redes sociales.
Como ciudadano me niego a creer que en ciudades como Barranquilla, Bogotá, Medellín, entre otras, sus alcaldes hayan gestionado hospitales ambulatorios (como Corferias en Bogotá o un Centro comercial en Barranquilla), camas hospitalarias y respiradores artificiales e insumos de bioseguridad para atender los efectos negativos del Covid-19 y el nuestro siga responsabilizando a las anteriores administraciones de la ausencia hospitalaria, para justificar su inoperancia.
Con el amor que le tengo a la bien llamada Heroica Cartagena de Indias, le pido señor Alcalde que deje de responsabilizar a los demás y se dedique a gobernar a la ciudad. Deje ese populismo barato y de echarle las culpas a todo el mundo, concéntrese en lo que realmente quiere la ciudadanía, evitar que nos mate el coronavirus o los delincuentes.
También pedirle a los organismos de control que despierten de ese letargo y si el señor Dau, ha cometido faltas disciplinarias, que lo suspendan y salvemos de esta manera a Cartagena. Nuestro deber es seguir denunciando a los corruptos, exigiendo a los organismos de control que erradiquen esa plaga que la ha robado históricamente.