El deseo en una pareja puede decaer por estrés, conflictos, una enfermedad, la falta de dinero, la edad, la pandemia… Es entonces cuando unos se desilusionan y otros dejan que “vuele” su imaginación para revivir lo que se está perdiendo.
Lo cierto es que el mayor afrodisíaco que existe es la mente porque es allí donde nace el deseo. Cuando una persona se predispone mentalmente a tener una buena relación amorosa y despertar su deseo, lo logra.
Muchos buscan afrodisíacos cuando el deseo decae. Datan de la antigüedad y la palabra viene de Afrodita: la diosa griega del amor que simboliza lo sensual, lo erótico y lo placentero…
Hombres y mujeres deseamos amar, ser amados y ser felices sexualmente y si surgen ciertas complicaciones “operativas” es válido buscar una solución para no afectar su sexualidad.
Es verdad que para aumentar la libido es importante hacer ejercicio, alimentarse bien, mantenerse en forma y evitar el cansancio, porque este sí que sí disminuye el deseo.
Lo cierto es que cuando un miembro de la pareja no desea tener relaciones sexuales tan seguido como el otro, y cada vez distancia más los encuentros, lo más probable es que uno de los dos no sea feliz.
Que no tengan el mismo ritmo sexual que tenían cuando se casaron, no quiere decir que no se amen. Pueden disminuir la cantidad de encuentros, pero se esfuerzan por aumentar la calidad o también existe la posibilidad de tener muchos encuentros sin calidad física ni emocional.
Una pareja que se ama busca soluciones para mantener viva una relación, que va más allá del encuentro sexual. Una relación implica confianza, aceptación, comunicación asertiva, compromiso, respeto, lealtad…
El arte de amar vas más allá del sexo, debe ir acompañado de una serie de adiciones para convivir de una manera gratificante para ambos y de esta forma planear una vida juntos.
Y cuando haz sembrado estos ingredientes y los traduces en la fusión de dos cuerpos, vivirás los mejores encuentros porque como decía Esopo: “Las palabras que no van seguidas de los hechos, no valen nada”. Si una composición musical nace de la inspiración, el amor se mantiene con la imaginación y el sexo con la acción.