Los amantes del deporte entre ellos del fútbol gozamos, alegramos, reímos y lloramos con los triunfos y derrotas de nuestra selección y equipos. Nos preocupa lo mucho que se ha hablado de la nefasta combinación entre futbol, política y corrupción en Colombia. Se vocifera que dicho deporte es el opio del pueblo ya que ha sido utilizado en la historia mundial como una forma de poder o un somnífero para apaciguar revueltas o manifestaciones populares.
La entidad que direcciona el deporte de marras es privada, y en consecuencia tiene los lineamientos propios de la economía salvaje por encima de la salud. Observamos cómo sus dirigentes se perpetúan en los cargos de importancia, mueven sus fichas con prebendas económicas para el logro de sus objetivos y fechorías y allí están los resultados, donde actualmente hay más de 50 dirigente envueltos en escándalos de corrupción, delitos relacionados al crimen organizado, fraude electrónico y conspiración para lavar dinero y 34 de ellas son investigadas por Estados Unidos y los demás por la propia FIFA. «El nivel de la corrupción del que se les acusa es desmesurado afirmó en el 2015, Loretta Lynch, la fiscal general para la época de los Estados Unidos.
Muchos nombres de elite como Joseph Blatter ex presidente de la FIFA, Jerome Walke ex secretario de la entidad y el legendario Michael Plattini, aspirante a ser presidente en remplazo de Blatter, han caído en desgracia por sus desafueros. En ese listado de excelsos corruptos, aparecen dirigente y empresarios de la CONCACAF, CONMEBOL, UEFA y ASIA y AFRICA, donde nuestro país, por su benevolencia a la corrupción tienen también sus nombres ilustres, encabezado por Luis Bedoya, declarado responsable por el escándalo conocido como FIFA Gate.
También están subyudice Jorge Perdomo, expresidente de la Dimayor entre 2015 y 2018, el actual presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurúm Franco, Álvaro González Alzate, el hombre que ha manejado años y años el fútbol aficionado (Difútbol), todos ellos con investigaciones en curso por parte de Super sociedades por los supuestos beneficios para una empresa que tuvo a su cargo la venta y reventa de la boletería de las eliminatorias del Mundial 2014.
En cuanto al poder político, pare de contar, muchos sucesos contados por Jorge Valdano quien metafóricamente expresó que el fútbol era “lo más importante de las cosas menos importantes”; Fútbol y Fascismo de CristÓ bal Villalobos Salas, donde en uno de sus apartes dice “este deporte ha sido explotado desde sus albores como arma de propaganda ideológica” y lo podemos parodiar con dictaduras que organizaban campeonato para capear sus fechorías y fusilaban a los que osaban ganarle a sus equipos o selecciones, entre los que recordamos a Adolfo Hitler, y su aliado Benito Amilcare Andrea Mussolini.
Hay mucha tela por cortar e historias que tienen que ver con el futbol en Colombia, dirigentes políticos dueños de equipos que han utilizado su estatus para acceder al parlamento, lavados de activos, enriquecimiento ilícito e irregularidades que afloran entre ellos mismos, como el suceso acaecido el 28 de Octubre de 2020 cuando después de una asamblea de la Dimayor, el controvertido dirigente y ex futbolista dueño del Boyacá Chicó Eduardo Pimentel, expresó en las redes sociales «Estupefacto quedé ayer en plena asamblea de la Dimayor cuando escuche a un presidente de un club que acusó a otros compañeros de tener un chat privado donde están las pruebas de que en el FPC se arreglan partidos y se compran árbitros… delicadísimo de toda gravedad, ¿dónde está la Fiscalía?«.
Lo sucedido en Colombia con la perdida de la sede de la Copa América, no es nuevo. El gobierno actual había destinado $12.500 millones para la realización de la Copa, algo insólito cuando nos encontrábamos buscando dinero para un hueco fiscal de 12 billones y en plena pandemia, con marchas, paros y vandalismo, sin embargo el gobierno no tocó esos puntos y en declaraciones, el ministro del deporte Ernesto Lucena añadió: «Creemos que lo más importante en un evento de esta magnitud es el aforo de público y como lo ha dicho el presidente de Argentina y como lo hemos reiterado nosotros, en este momento la imposibilidad de tener aforo, hace que la Copa no sea un evento con el que todos soñamos. Por esa razón, solicitaremos el aplazamiento de la Copa América para una nueva fecha, donde el Ministerio de Salud de Colombia demostrará en un anexo, cuándo podríamos tener un aforo del 50 % o más en los estadios».
La Conmebol no aceptó el aplazamiento con esos seudo argumentos, cuando el fondo era por la situación que vivimos actualmente, siendo que ello no es la primera vez, recordemos que el país renunció a la Copa Mundo de mayores adjudicada en junio de 1974 en el gobierno de Misael Pastrana Borrero. El 25 de octubre de 1982 el presidente Belisario Betancur anunció que Colombia renunciaba a organizar el Mundial, al no poder cumplir los requisitos de la FIFA.
Argentina sorpresivamente también le dijo no a la Copa América y finalmente Brasil abrió sus puertas en medio de la grave situación sanitaria que afronta. Es uno de los tres países más afectados del mundo por la pandemia de Coronavirus, tiene actualmente una tasa de contagios ligeramente por debajo del promedio sudamericano.
Cada mártir sacará sus conclusiones, todo depende del ángulo que se les mire y respetadas serán sus opiniones. Colombia, por el orden público y el crecimiento de infectados y muerte por Covid, le era imposible tamaña irresponsabilidad.