El 11 de junio de 1992 el cantante vallenato Rafael José Orozco Maestre, ese mismo que bautizó a Diomedes Díaz como “El Cacique de la Junta”, fue asesinado con nueve impactos de arma de fuego por un sicario que lo atacó en la puerta de su casa ubicada al norte de Barranquilla, Atlántico.
El afamado cantante había llegado a Barranquilla el 9 de junio de 1992 tras una ausencia de 45 días en razón de sus compromisos artísticos en el vecino país de Venezuela y el interior de Colombia.
Ese día sus hijas hicieron una fiesta en su residencia para celebrar el fin del semestre escolar. Pasadas las 9:00 P.M., Alfonso Ariza De la Hoz y Francisco Javier Corena, ayudantes de la agrupación musical de Diomedes Díaz, llegaron a la casa de Orozco, solicitando al cantante con la intención de pedir prestados unos instrumentos musicales y dinero.
El cantante los atendió afuera de la casa para no interrumpir la fiesta. Se encontraban dialogando cuando un sicario le disparó en repetidas ocasiones. Recibió nueve certeros disparos que le cegaron la vida de manera fulminante. Eran las 9.45 de la noche.
Entre los móviles del asesinato que conmocionó a toda Colombia y parte del mundo, se barajaron la relación extramatrimonial que el cantante, nacido en Becerril, sostenía con María Angélica Navarro Ogliastri, quien para entonces también mantenía una relación sentimental con el ganadero y narcotraficante José Reinaldo «El Nano» Fiallo Jácome, y un ajuste de cuentas por la supuesta implicación de Orozco en el narcotráfico.
El 19 de agosto de 1998, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Barranquilla dictaminó que Orozco fue asesinado por Sergio González Torres, escolta de «El Nano» Fiallo, y que el crimen obedeció a móviles pasionales, por el mencionado triángulo amoroso entre Orozco, Navarro y Fiallo.
Las pruebas de balística establecieron que Rafael Orozco Maestre, había sido acribillado con una pistola Heckler & Koch modelo P7 K3, calibre 7,65 que fue hallada en poder de Fiallo el día de su asesinato, y una carta dirigida desde la cárcel por Mario Alzate Urquijo al entonces fiscal general de la Nación, Gustavo de Greiff, en la que revelaba que «El Nano» Fiallo, expresó en su presencia y la de otros narcotraficantes que tenía el respaldo de su patrón, alias «Camilo», para eliminar a Rafael Orozco, porque este estaba sosteniendo una relación con su novia.
Sin embargo, una serie de muertes y desapariciones se dieron posteriores al asesinato de Rafael Orozco: Víctor Herrera Ortega, celador de una construcción vecina a la residencia de Rafael Orozco, que presenció el crimen, desapareció después de declarar al día siguiente de los acontecimientos, Alfonso Ariza De la Hoz y Francisco Javier Corena, fueron sacados de sus casas y desaparecieron después de su última indagatoria el 4 de agosto de 1992, José Reinaldo «El Nano» Fiallo y su escolta Sergio González, fueron asesinados en Medellín el 18 de noviembre de 1992, y Orby Campo Valdeblánquez, fue ultimado en Barranquilla el 4 de abril de 1993.
Además, el fiscal que inició el proceso, Jorge Paternostro, falleció ahogado en las aguas de un arroyo turbulento en Barranquilla el 16 de julio de 1993. El periodista Fabio Poveda Márquez (amigo muy cercano de Orozco) y el acordeonista de Diomedes Díaz al momento de los hechos, Juancho Rois, quienes también declararon en el proceso, murieron poco después.