Washington, D.C. — En una controvertida conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su administración “tomará el control de la Franja de Gaza” y se adueñará de ella, sugiriendo que el pueblo palestino debería ser reasentado en “hogares agradables” fuera del enclave.
La declaración ha generado reacciones inmediatas a nivel internacional por su implicación directa en uno de los conflictos más complejos y sensibles del Medio Oriente.
Trump detalló que su gobierno será responsable de desmantelar “todas las bombas peligrosas y armas no explotadas” en Gaza, además de nivelar el territorio y reconstruirlo para impulsar el desarrollo económico. «Haremos algo diferente, seremos responsables de brindar empleo y viviendas para la gente del área”, señaló.
Durante una reunión previa con Netanyahu, el mandatario estadounidense reiteró su visión de que los palestinos deberían ser reasentados de forma permanente fuera de Gaza, evitando “un proceso de reconstrucción” que calificó como inútil.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, agradeció a Trump, calificándolo como “el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca”. Destacó los logros de la administración Trump, como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, la retirada del acuerdo nuclear con Irán y los históricos Acuerdos de Abraham.
“Lo hicimos en cuatro meses. Nada pasó durante un cuarto de siglo, pero bajo su liderazgo logramos cuatro acuerdos de paz históricos”, subrayó Netanyahu.
Repercusiones Internacionales
La propuesta de Trump ha sido calificada como una amenaza directa al derecho internacional y los principios de la solución de dos Estados. Voceros de la Autoridad Palestina denunciaron la medida como un intento de “expulsión forzosa” y “colonialismo moderno”. Naciones Unidas expresó preocupación por la posible violación de derechos humanos en la zona.
El anuncio refuerza la postura de la administración Trump como un aliado sin reservas de Israel, pero podría intensificar tensiones con aliados árabes y organismos internacionales que apoyan una solución negociada al conflicto.
La decisión de “adueñarse” de Gaza podría marcar un nuevo capítulo en la política estadounidense hacia el Medio Oriente, pero también conlleva el riesgo de agudizar la ya volátil situación regional.