Cartagena sigue estremecida. La ciudad amaneció con el corazón en duelo e indignación creciente tras conocerse el brutal asesinato de Iván René Carrillo Navarro, un joven estudiante del SENA cuyo cuerpo fue hallado con señales de violencia en una trocha del barrio Membrillal. Su asesinato ha desatado una oleada de rechazo y conmoción, especialmente entre colectivos de derechos humanos y la comunidad educativa.
Iván, de 31 años, estudiaba Cosmetología y Estética Integral, una vocación que le apasionaba y que había convertido en su propósito de vida. Su última publicación en redes sociales fue precisamente desde una de sus clases, con una sonrisa que hoy llena de tristeza a sus amigos, docentes y familiares.
Según información preliminar, el joven fue visto por última vez el miércoles 9 de abril al salir de un gimnasio en el sector de La Plazuela. Se presume que abordó una camioneta y desde entonces no se supo más de él… hasta que su cuerpo fue encontrado al día siguiente en la trocha conocida como Arroyo Comido, una vía solitaria y poco transitada en Membrillal.
El cadáver presentaba signos evidentes de violencia, incluyendo una herida con arma blanca en el tórax. Además, no tenía su teléfono celular ni su billetera, lo que ha llevado a las autoridades a no descartar el robo como posible móvil. El cuerpo fue ingresado como NN a Medicina Legal en Zaragocilla y solo fue identificado tras la publicación de su fotografía en medios de comunicación.
- Caribe Afirmativo alza la voz
La organización Caribe Afirmativo, defensora de los derechos de las personas LGBTIQ+, denunció el caso como parte de una preocupante escalada de violencia contra esta comunidad. Con Iván, serían 20 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en lo que va del 2025, una cifra alarmante que prende las alarmas y exige respuestas del Estado.
“Expresamos nuestra consternación y rechazo ante el homicidio de Iván Carrillo (…) Su muerte no puede ser una más en las estadísticas del olvido”, expresó la corporación en sus redes sociales.
Iván era miembro de una reconocida familia del barrio Boston, propietarios de una empresa de maderas. Su círculo más cercano asegura que no tenía problemas personales ni antecedentes judiciales. Las redes sociales se han llenado de mensajes de despedida.
Este crimen se suma a otros recientes que han sacudido al país, como el asesinato de Sara Millerey en Antioquia, cuya muerte —brutal y pública— evidenció la crudeza con la que la intolerancia sigue cobrando vidas.
La comunidad clama justicia y exige a las autoridades que esclarezcan lo sucedido. No es solo la muerte de un joven con sueños, es un nuevo reflejo de una sociedad que, entre la indiferencia y el miedo, sigue permitiendo que la intolerancia se imponga a la vida. #JusticiaParaIván #NiUnaVidaMás #CartagenaDeLuto