“…El país se pregunta insistentemente si las ganas de poder hacen parte de sus principios filosóficos o hay algo más en el fondo que muchos conocen, pero no lo expresan públicamente…”
Es claro y conciso que, según el Acto Legislativo 018 de 2014, el Congreso aprobó eliminar la figura de la reelección presidencial inmediata, quedando establecida en el Artículo 197 de la Constitución Política de Colombia. Antes, nuestros padres de la patria lograron modificarla mediante el Acto Legislativo 02 de 2004, algo que les sirvió a Álvaro Uribe y a Juan Manuel Santos para un doble período.
La reelección en Colombia históricamente tiene su propia historia. Normalmente es lo que se llama la enfermedad del poder, donde el que se hace llamar caudillo cree que todo lo está haciendo bien y requiere más espacio para seguir con la vagabundería de creerse omnipotente, convencido de que solo él es la salvación de un país inmerso en toda clase de actos al margen de la ley.
Voces de ultranza que buscan perpetuarse en el poder desean revivir el tema de la reelección. Sin embargo, mirándolo desde la perspectiva actual del ego del poder —que está acabando con lo poco bueno que tenemos—, es posible que debamos reformarla nuevamente y por última vez, para que se enfrenten Petro y Uribe y se acaben las ansias de poder y la idea de que son los únicos que aman a Colombia y que tienen la solución a nuestros males.
Males que tienen más de cien años y cuyos antecesores, de un bando y del otro, engendraron con toda clase de actos al margen de la ley, conjugados con la debilidad institucional que dio paso a la desigualdad social, la pobreza, la miseria, el hambre, la corrupción, el nepotismo, la falta de educación, el desempleo, los bajos salarios, la violación de los derechos humanos, los dineros sucios en paraísos fiscales, la evasión, el contrabando y pare de contar.
Colombia siempre ha sido un país que conjuga el verbo “reelección”. Recordemos a Tomás Cipriano de Mosquera, quien cambiaba la Constitución cuando le daba la gana para hacerse reelegir, imitado por el cartagenero Rafael Núñez, cuatro veces presidente, y más recientemente por Alberto Lleras Camargo, algo que no logró su primo Carlos Lleras Restrepo. Se unió así al grupo de nueve expresidentes que repitieron período, aunque algunos no fueron elegidos por voto popular. Un hecho que llama la atención es que tres expresidentes —Rafael Núñez, Gustavo Rojas Pinilla y Álvaro Uribe— reformaron la Constitución en beneficio propio para llegar a la reelección.
Muy a pesar de que el país es enemigo de la reelección, le pedimos al Parlamento que, por una vez más, le dé vía libre a ese esperpento, para que quienes se consideran salvadores —con lineamientos de izquierda y derecha— se lancen nuevamente al ruedo, se les acabe la fatuité, la rasquiñita y la polarización en la que tienen sumido al país, y que el perdedor se aparte con sus pesares para dar paso a nuevos líderes de centro que no tengan historial negro.
En la plataforma hay más de 65 aspirantes que el 31 de mayo de 2026 tendrán la opción de ser presidente de los colombianos. Como todo, hay buenos, regulares y malos. Veamos algunos:
- Del oficialismo: Iván Cepeda, Daniel Quintero, Gustavo Bolívar, María José Pizarro, Carlos Caicedo, Clara López Obregón, Luis Carlos Reyes, Roy Barreras, Luis Gilberto Murillo, Camilo Romero, Martha Peralta, Juan Fernando Cristo, Mauricio Lizcano, entre otros.
- Del centrismo: Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Luis Carlos Leal, Jonathan Pulido, Claudia López, Juan Daniel Oviedo, Alejandro Gaviria y Maurice Armitage.
- De la derecha: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín, Andrés Guerra y Miguel Uribe Londoño.
- De partidos tradicionales (Liberal, Conservador, La U, MIRA, Colombia Justa Libres, Cambio Radical): Efraín Cepeda, Germán Vargas Lleras, Juan Guillermo Zuluaga, Aníbal Gaviria, Héctor Olimpo Espinoza, Mauricio Cárdenas, Daniel Palacios, Juan Carlos Pinzón, David Luna, Vicky Dávila, Santiago Botero y Abelardo de la Espriella.
La pregunta que nos hacemos es: “¿son todos líderes que nacen o se hacen?”. Reemplazar a Álvaro Uribe Vélez y a Gustavo Francisco Petro Urrego no es tarea fácil. Por tal razón, los nuevos y bien preparados deben lanzarse al ruedo, para acabar con la hegemonía de los enfermos del poder.



