Un refrán popular reza que “las cosas no son mal hechas sino mal utilizadas” esto parece haber hecho carrera en nuestro país, la llegada de cualquier recurso tecnológico innovador que atrae el tiempo y la atención de las personas son, en principio, objeto de satanización, así le pasó a la televisión en su momento. Se decía que la TV iba a tener un impacto negativo en el plano social y psicológico, pero el recurso tecnológico, por sí solo, no genera trastornos; es el mal uso que se le da a ese recurso el que puede llegar tanto a afectar como a entretener.
El Internet en Colombia
Con la llegada del internet en 1995 gracias a gestiones del ingeniero Hugo Sin y su equipo de trabajo de la Universidad de los Andes, empezó lo que en principio se creyó que eran nuevos vientos para el desarrollo y avances en materia educativa e investigacion, lo cual si bien no ha sido por completo distorsionado, la verdad es que el uso de este recurso tecnológico se ha ido pervirtiendo al punto que hoy para lo que menos se utiliza por parte de las personas que ingresan a él es para lo que inicialmente se pensó.
Origen de las redes sociales en el mundo
La primera red social nació en 1932 en Londres y se llamó ‘El notificador’ (The Notifier). Este era un enorme aparato que les permitía a los londinenses dejar mensajes (número de caracteres limitados) en un tablero de notas. Luego en 1978 se creó ‘Bulletin Board Systems’ el primer foro en línea.
Entre 1989 y 1991 se empezaron a desarrollar nuevas tecnologías que dieron paso al nacimiento de la World Wide Web a manos de Tim Berners-Lee. En adelante se empieza a escribir una interesante línea cronológica evolutiva en la que Internet no solo se modifica a nivel técnico y de plataformas, sino que también produce un efecto de cambios generacionales en la sociedad moderna.
Redes sociales en Colombia.
Sin embargo solo hasta 2002 comienza en Colombia su incipiente ingreso al contexto mundial con la llegada de la red social Facebook de Mark Zuckerberg aunque se corona como la que mayor número de seguidores tiene, aquella matriz innovadora que la caracterizó durante sus inicios ha tendido a estancarse durante los últimos años. Los usuarios están perdiendo el interés en ella, a diferencia de Twitter que inició como una red de microblogging. Ésta rompió los esquemas desde sus comienzos: publicar un mensaje con 140 caracteres. A pesar de ser un limitante para el usuario, al tiempo lo obligaba a pensar qué era lo que buscaba transmitir. Era simple, se trataba de buscar un mensaje directo y certero.
Finalidad de las redes sociales.
Se plantearon inicialmente como una plataforma que no solo genera debate, sino que también como un canal de denuncia de los usuarios. Un medio de expresión contra el drama, las injusticias, los regímenes políticos totalitarios, el crimen, la politiquería y otras temáticas de coyuntura mundial.
Las redes sociales no solo modificaron las comunicaciones y relaciones entre los ciudadanos del siglo XXI, sino que también han tejido un enorme escenario interactivo online para la divulgación de tendencias que diseñan los mismos usuarios a partir de sus propias realidades y contextos sociales. De ahí que la circulación de la información se alimente y actualice segundo a segundo por la misma comunidad. Es una nueva ecología mediática basada en intereses los cuales pueden ser banales o profundos, esto último sumado a intereses individuales que pueden impregnar a una colectividad han ido pervirtiendo la finalidad para lo cual las redes sociales fueron concebidas.
El caso colombiano
En nuestro país donde todo parece que nos llega tarde, lo único que llega antes de tiempo son las tendencias o modas de las malas prácticas, la envilecida utilización del internet y las redes sociales que ya no solo sirven para planificar delitos físicos o sexuales, sino que ahora van más allá, ahora se practican delitos contra la moral, la intimidad, el buen nombre, la libertad entre otros, como la injuria y la calumnia.
Lo que otrora se concibió como escenario de debate de ideas, hoy son campos de batallas de insultos y agresiones, si bien la redes sociales han facilitado los procesos comunicativos, estos fines altruistas y de progreso se han tergiversado para ser cajas de resonancia de improperios y ataques de las ideas de forma irresponsable, donde se violenta no solo la moral y el buen nombre, sino tambien la libertad de pensamiento y expresión de las personas.
Peor ejemplo es el que da la clase politica, quienes se suponen deben ser el faro idoneo para las sociedades, por ser integrada por personas idóneas, capaces y competentes (aunque parezca utópico) pero, que de igual forma han incurrido en toda clase de agravios entre sí, con campañas de desprestigio que traen implícitas informaciones mentirosas, al punto que han generado una polarización social sin sentido, que traspasa el límite de las ideas pasando al campo de las agresiones físicas a nuestra nación, aun inmadura en eso del tema de libertad de pensamiento, la cual consuetudinariamente ha creído que quien piense diferente es enemigo, desconociendo que todos pertenecemos a la misma nación y tenemos como derecho fundamental a opinar y a expresar dicha opinión, la clase política ha desconocido por ignorancia que el disenso contribuye al progreso o lo que es peor, haciéndolo dolosamente, aprovechándose de la transición, producto de un conflicto por la que atraviesa la nación para sacar provecho electoral de manera inescrupulosa.
Sentencia T-695 de 2017.
El refrán con el que comenzamos este escrito habría que cambiarse por el de “las redes sociales no son mal hechas sino mal utilizadas” al igual que todas las conductas oprobiosas antes enunciadas, parecen haber encontrado tate quieto con la sentencia de la corte constitucional T-695 de 2017, que pretende impedir la mala utilización de las redes sociales en nuestro pais, aunque cabe anotar, que, esto no es un problema exclusivo en Colombia, lo cual no debe ser un subterfugio para hacerlo o continuar haciéndolo, por eso, se recibe como acertada la decisión de la Corte Constitucional, que en dicha sentencia, estableció que la libertad de opinión, y la amplitud para expresarla que otorgan las redes sociales no es ilimitada, ni es una carta abierta para que se puedan hacer afirmaciones mentirosas y calumniosas.
Ha dicho la Corte que el lugar privilegiado que ocupa la libertad de expresión no habilita para que este derecho pueda ejercitarse “de manera irrestricta, negligente e irrespetuosa de los derechos fundamentales al buen nombre, a la intimidad y a la honra de los demás” ni en tribunal web de la inquisición.
Con este fundamento, la Corte Constitucional estableció que quien publique información en sus redes sociales tiene la obligación de corroborar que tal información es verídica, y si es mentirosa y ofende la dignidad de alguna persona o entidad, es responsable por el perjuicio causado por ella y deberá retractarse, so pena de incurrir en uno o varios delitos que van desde la injuria y calumnia por vías de hecho hasta la vulneración del derecho fundamental del Habeas Datta es cual esta cobijado por la ley 1581 de 2012.
Nuestro día a día requiere que la ciudadanía empiece a ser corresponsable en la construcción de una mejor sociedad y exhortamos a crear conciencia de que publicar informaciones conlleva un ejercicio de responsabilidad social y que es un deber ciudadano tratar de confrontar lo que se publica y verificar su autenticidad y no ser partícipe de la desinformación y el engaño. Es necesario que la ciudadanía busque contrastar esta información o de lo contrario que sea consciente de que es responsable de lo que afirme en sus redes sociales.