Hacemos referencia hoy a un tema que implica la responsabilidad que deben tener los que administran u operan concesiones otorgadas por el Estado para explotar el espectro electromagnético relacionado en el caso al cual haremos referencia a emisoras de radiodifusión.
Cartagena de Indias, en el transcurrir del tiempo se destacó por ser una ciudad donde la radio tuvo un desarrollo y una actividad destacada con gran influencia en diferentes sectores de la sociedad gracias a hombres que con dedicación y de forma análoga se distinguieron educando detrás del micrófono.
Importante mencionar a hombres como Víctor Nieto y voces prodigiosas como las de Marcos Pérez Caicedo, Alfonso Gómez Barrios, Miguel Polo Sarabia, Edgar Perea Arias, Luis Fernando Tovar Kirk, Alfonso Cabrera Altamiranda, Napoleón Perea Castro y Fabio Poveda Márquez, sin desmeritar el trabajo de Olguita Burgos Martelo y Amira Soledad Morelos Mora, entre las mujeres que han dado ejemplo del ejercicio.
Algunas de estas extraordinarias voces migraron a otras ciudades donde se desempeñaron con gran éxito llegando a copar máximas franjas de sintonías en las emisoras donde laboraban.
Debemos recordar que a mediados de la década del 80 comenzaron a posesionarse las emisoras de FM (Frecuencia Modulada), sobre las AM (Amplitud Modulada), con sus programaciones musicales, muchas de ellas con segmentos muy definidos para una determinada audiencia.
Sin embargo pareciera que los avances tecnológicos en la radiodifusión local fueran inversamente proporcional a las programaciones y orientaciones que hoy por hoy tienen algunas emisoras y que bien ameritan una reflexión por parte de los directores o propietarios de dichas emisoras, teniendo en cuenta que en muchos de sus espacios han confundido lo popular con lo vulgar y donde se aprecia la poca o ninguna consideración que tienen con los oyentes.
Hacemos este señalamiento porque en días pasados un amigo cartagenero que vive en Bogotá desde hace muchos años me llamó y se mostró sorprendido al escuchar un espacio por Olimpica Stereo donde la falta de respeto, la vulgaridad y la burla son los elementos predominantes, tratando de mostrar que se trata de una franja de humor, el cual referencian como “Botando el Chupo”.
Al escuchar el programa en mención tengo que manifestar que sentí pena ajena, ya que no hay derecho para que se confunda lo vulgar con lo popular, teniendo en cuenta que la radio debe cumplir una función social y sus espacios deben servir para elevar el nivel cultural de los oyentes y no contribuir con ese tipo de programaciones a fomentar la vulgaridad y el irrespeto.
La responsabilidad en el manejo de los medios debe partir de sus directores y en el caso específico al cual hemos hecho referencia, consideramos que se tiene una mayor responsabilidad por la influencia política que hoy tienen los propietarios de esa emisora, lo cual no puede tomarse como una patente y realizar programas que atentan contra las buenas costumbres y el respeto que merecen los oyente sean permanentes u ocasionales.
La excusa no puede ser que a quien no le guste la programación que no los sintonice, porque muchas veces en taxis, busetas o en espacios públicos nos encontramos sin querer con la sintonía de dichaS emisoras y los espacios de marras.
La ciudad como patrimonio histórico y cultural de la humanidad, amerita mayor respeto por parte de los medios masivos de comunicación, tanto para los residentes como para los visitantes. Al violarse normas mínimas de contenido de la programación, buen lenguaje y demás normas contenidas en las concesiones otorgadas para explotar el espectro electromagnético, es necesaria la intervención de la autoridad competente, para poner en cintura los excesos o abusos que se ciernen sobre los escuchas.