Los casos de violencia intrafamiliar y violencia grave contra la pareja, sea hombre o mujer, ha disparado un indicador alarmante y preocupante en nuestra sociedad.
La sensibilización y medidas de prevención, no se han tomado como un problema de salud mental y social por las Administraciones Públicas, las cuales pueden frenar o disminuir este flagelo.
Los celos en la pareja considerados como una de las emociones que llamamos “sociales o autoconscientes”, en las cuales existen inseguridades y por supuesto baja autoestima.
El no saber trabajar y controlar correctamente las emociones negativas, como ira, tristeza y frustración, deterioran cualquier comunicación e interacción con los demás y en su extremo más elevado aparece la celotipia.
El feminicidio está disparado, por los celos patológicos o psicóticos, que demanda tomar medidas y estar en constante alarma.
Una persona que no tiene confianza en su pareja, entra en un círculo vicioso de querer manipular, dominar y controlar. Mantener a la víctima sometida, a ciertas reglas que el mismo establece, considerándolas «normales» lo cual le va generando un estrés y va dañando la parte afectiva haciendo que la persona normalmente a mediano o largo plazo termine en dos tipos de situaciones; una, la heteroagresión, es decir aparecen las agresiones físicas y verbales, la violencia intrafamiliar se torna insoportable, lo que puede conllevar al homicidio de la pareja. La segunda, una autoagresión que sería la más extrema decisión, la persona dice; no soporto este tipo de pensamiento y llega al suicidio.
Estás patologías conllevan a destruir lazos afectivos en las parejas que establecen relaciones conflictivas desde un comienzo, por esta razón es conveniente acudir con especialistas y no dejar pasar situaciones de las que se es consciente que pueden llegar a ser peligrosas para la integridad de las personas que merecemos tener una calidad de vida sana y feliz.