Aturdidos con la preocupación de esta pandemia que sigue haciendo tanto daño, atentos con esperanza a las reacciones de la vacuna que ya se va aplicando en varias partes de nuestro planeta, con champaña en las manos para dar la bienvenida al 2021 renovando esperanzas de un año más tranquilo, el mundo se despierta con otro país que se junta a otras naciones cuyas leyes asesinas de la cultura de la muerte son aprobadas.
El aborto es peor y más letal que la pandemia, es sin duda el mayor infanticidio y genocidio legal de la humanidad. Solo en Estados Unidos se practican más de un millón seiscientos mil abortos quirúrgicos cada año, esto es, más de cuatro mil por día. Por cada tres niños que son concebidos, uno muere a causa del aborto.
Según la OMS, cada año en el mundo se estima que hay entre 40 y 50 millones de abortos. Esto corresponde a aproximadamente 125,000 abortos por día. El 92% de todos estos abortos son por razones que no están relacionadas con la violación, el incesto o la protección de la salud de la madre.
En esta Nación se ha matado a más de 30 millones de niños no nacidos desde el 1973, año en que el Tribunal Supremo legalizó el aborto. Esto es 20 veces más que el número de estadounidenses que murió en la guerra civil, las dos guerras mundiales y en la de Vietnam, combinadas.
El negocio del homicidio en el vientre materno reporta, sólo en los Estados Unidos más de 600 millones de dólares anuales, de los que el 90% va al bolsillo de los médicos abortistas. El negocio legal del genocida.
Los partidarios de este genocidio acusan a los defensores de la vida de hacer “moralina”, que quiere decir “moral falsa”. ¿Hay acaso moral más falsa e hipócrita y que asesinar niños con el pretexto de cuidar la salud de su propia madre? ¿Hay acaso moral más falsa e hipócrita que la que afirma que esto es solución para la gente “de escasos recursos” cuando no se proponen al mismo tiempo las medidas educativas, sociales y económicas para que la población no viva bajo el umbral de la pobreza? ¿Hay acaso moral más falsa e hipócrita que la que se ocupa sólo de las consecuencias y se desentiende de las causas? ¿Hay acaso moral más falsa e hipócrita que aumentar las penas al homicidio cometido contra un adulto (hasta desear la pena de muerte) y despenalizar el llevado a cabo contra un niño indefenso? ¿Hay acaso moral más falsa e hipócrita que la que propone el aborto sin explicarle a la madre que lo que se va a producir es el homicidio de su propio hijo, despedazado en su propio vientre y succionado por partes?
En una conferencia contra el aborto, el Papa Francisco preguntaba a los más de 400 conferencista de 70 países del mundo: «¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es lícito contratar a un sicario para resolver un problema?» «No es legal. Nunca, nunca elimines una vida humana o contrates a un sicario para resolver un problema. Ningún ser humano puede ser incompatible con la vida, ni por su edad, ni por su estado de salud, ni por la calidad de su existencia», afirmó el Papa.
«Todo niño que se anuncie en el vientre de una mujer es un regalo. ¿Cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su florecimiento?”, dijo el pontífice.
“Lo digo con dolor. El siglo pasado, el mundo entero estaba escandalizado acerca de lo que hicieron los nazis para purificar la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero ahora con guantes blancos”. Qué modo tan triste de finalizar el presente año e iniciar el nuevo.