Recorriendo a Cartagena de Indias y viendo en lo que se ha convertido, el mal estado de sus calles y andenes, desempleo, prostitución, microtráfico de drogas, inseguridad, informalidad que cada día crece como consecuencia de la falta de oportunidades, la mendicidad y la desigualdad cada día más pronunciada me hace pensar en Hill Valley, ese pueblo que Steven Spielberg nos mostró en la exitosa saga de los ochenta volver al futuro.
En la segunda entrega de esta saga, el profesor Emmett “Doc» Brawn regresa a 1985 de su viaje al 2015, es decir 30 años en el tiempo, para salvar a su familia y al pueblo de las corruptas prácticas y oscuros negocios de Biff Tanner quien se hizo a una gran fortuna gracias a su increíble “suerte» en el mundo de las apuestas y con el paso de los años convirtió ese encantador acogedor y encantador pueblo en una dantesca ciudad; en la que la corrupción, prostitución, inseguridad, tráfico de drogas y la pobreza se apoderaron de todo, las escuelas de Hill Valley son lugares muy peligrosos, los hospitales no funcionan, el tráfico es caótico, el desempleo abunda, las calles destruidas, en esa pequeña ciudad ya no había esperanza.
Martin Mcfly, el joven héroe de esta historia logra vencer o más bien salvar el destino de su ciudad y el de su familia en medio de una gran aventura que incluye por supuesto viajes en el tiempo y logra así evitar que Biff Tanner haga de las suyas, pero nosotros no estamos en una película así todo lo que aquí pase sea tan descabellado que parezca irreal y no podemos viajar al pasado y evitar que todos los Tanner que han pasado por la aduana hagan de las suyas, pero si podemos desde un presente activo y consiente crear un mejor futuro.
Tenemos nuestra propia máquina del tiempo y podemos viajar al pasado conociendo y estudiando la historia y analizando a conciencia como se dieron los hechos que nos pusieron en este presente y así corregir errores y también podemos viajar al futuro con los sueños, para eso tenemos que trabajar organizadamente, visionar la ciudad próspera, sostenible y pujante que podemos ser.
Hoy no tenemos al frente un guía que Oriente el camino, no hay un mapa que indique la salida ni mucho menos tenemos un Delorian para viajar en el tiempo y evitar tanto desastre, pero es fin de año y la inminencia de un nuevo año nos pone ante el espejismo de un nuevo comienzo, tal vez no sea posible viajar en el tiempo y evitar el desastre, pero si podemos corregir errores.