Las metas dan dirección y enfoque a nuestras vidas, y nos ayudan a mantenernos motivados a largo plazo. Éstas son como los procesos que se deben seguir y terminar para poder llegar al objetivo. Casi todo en la vida gira en torno a obtener resultados, buscamos cumplir con todos nuestros planes para el futuro, todas nuestras esperanzas, sueños y visiones de lo que queremos en la vida. Para lograr una meta personal, debemos vencer los obstáculos internos y externos que nos lo impiden, como son, la falta de: conocimientos, habilidades, motivación, autoestima, compromiso autoconocimiento y miedo al fracaso.
Para lograr nuestras metas es necesario distinguir entre nuestras necesidades y las planteadas por la cultura o la gente que nos rodea. Es importante reconocer las necesidades de los demás; pero reconocerlas y respetarlas no significa que tenemos que hacerlas nuestras, muchas veces sabemos lo que no queremos, pero no siempre sabemos claramente lo que si queremos, pero podemos averiguarlo. Inicia preguntándote: ¿Por qué o para qué lo quiero?, ¿En qué me perjudica ahora, el no tener o hacer…?, ¿En que va a cambiar mi vida, relación, persona, etc., cuando logre mi meta?. Al escribir las respuestas, recuerda que es importante ser realista en la meta y en los beneficios.
Cuando lo tengas claro todo Escribe tu meta, sino no escribimos una meta, puede quedarse como simple fantasía. Al escribirla, podemos ver nuestros objetivos con mayor claridad y podemos comprometernos con nosotros mismos. Escribirla de manera clara y específica, nos permite ver nuestros objetivos y lo que necesitamos hacer para llegar al final. Es importante escribirla en forma positiva: lo que sí vamos a hacer y no lo que queremos dejar de hacer. Por ejemplo, es mejor decir: Voy a organizar mi tiempo, que decir ya no voy a ser impuntual. Nuestra manera de hablar y de pensar, influye en la programación de nuestro subconsciente.
Teniendo claridad sobre tu meta y objetivos, analiza tu situación actual, saber cuál es tu punto de partida, para saber hacia dónde dirigirte y cómo hacerlo. No es igual llegar a Cartagena desde Cali que desde Canadá.
Divide la meta en pequeñas metas a corto y mediano plazo o en pequeños pasos, que te vayan acercando a la meta final. Por ejemplo: Si quieres compartir más tiempo con una persona, para mejorar la relación con ella, puedes decir: voy a hablarle a diario por teléfono. Una vez al mes o a la semana, voy a planear una mañana o un par de horas, para que hagamos algo juntos, para dentro de 6 meses o a fin de año, voy a planear lo necesario para irnos juntos de vacaciones. Esto se aplica a cualquier tipo de metas: de salud, negocios, personales, etc., aunque el tiempo y actividades pueden ir variando, de acuerdo a tu meta y a tus necesidades. Si es una meta que incluye a otra persona, debes tomar en cuenta sus deseos, tiempos y necesidades como sucede con las familias, los equipos de trabajo entre otros.
Pon una fecha límite para la meta final y fechas intermedias para ir chequeando objetivamente los progresos y corregir si es necesario, cuando no hay un plazo, vamos dejando las cosas para después y no las hacemos. Cuando decimos: «quisiera, algún día yo… en el futuro voy a…», no actuamos, poner una fecha nos «obliga».
Una de las principales diferencias entre un sueño y una meta realizable, es que ésta tiene una fecha límite. Identifica las habilidades y conocimientos que necesitas para vencer los obstáculos y para lograr tus metas: Recursos materiales, apoyo emocional, tiempo, información, ayuda de otras personas, etc. Una forma práctica es preguntarte sobre: ¿Cuáles son mis puntos fuertes o habilidades que me pueden ayudar? ¿Necesito ayuda? ¿De quién?
Pide la ayuda que necesitas, Aprende lo que necesitas aprender o búscalo en otras personas, recuerda que es imposible que sepas todo y que seas experto en todo. Es importante Visualizar los resultados, constantemente. Relájate e imagínate haciendo ciertas cosas que son el resultado de haber obtenido la meta y disfrutando de lo obtenido, velo en tu imaginación, con todos los detalles posibles, imagina y piensa en cómo te vas a sentir, mientras más lo practiques, más fácil se te va a ser.
Esta es una manera comprobada de facilitar el trabajo del cerebro, pero enfócate en lo positivo, si al principio te cuesta trabajo relajarte o visualizar, recurre a una persona que tenga experiencia y te pueda ayudar, de preferencia, alguien que lo haga a nivel profesional.
Revisa tu meta constantemente, para evaluar y reconocer tus avances y corregir cuando sea necesario, a medida que trabajamos en una meta, ésta puede cambiar o podemos darnos cuenta que los pasos que pensábamos dar, no son los más adecuados.
Corrige todas las veces que sea necesario, corregir no significa haber fracasado, significa haber aprendido algo nuevo, que cambió mis necesidades, expectativas, forma de pensar o de percibir, aprovecha los nuevos conocimientos. Reconoce en voz alta tus logros, aunque sean pequeños, no importa el tamaño o importancia de los logros o avances, estos no son valiosos por «cuánto» avanzamos, sino porque nos acercan a la meta y porque demuestran nuestro esfuerzo y deseo de logro.
Realiza por lo menos una acción diaria, aun cuando nuestra meta sea a largo plazo, todos los días podemos hacer algo al respecto: Recordar nuestro propósito o nuestros planes, reconocer nuestros logros, revisar nuestros planes, visualizar el éxito, etc.
Ten presente que el futuro es el resultado de cada instante presente, que es el que realmente podemos vivir. Empieza hoy. Recuerda que lograr una meta elegida por ti, después de un buen análisis, puede proporcionarte mayores beneficios de los esperados y repercutir, favorablemente en tu bienestar emocional y en vivir una vida plena y feliz consciente de que cada día te haces responsable de lo que te hace feliz.