Dice la Rae, que difamar significa desacreditar a alguien, de palabra o por escrito, publicando algo contra su buena opinión y fama. Y esta práctica suele ponerse muy de moda cuando las elecciones se avecinan.
Hace unos días la Fundación paz y reconciliación, PARES, decidió publicar un informe, con el que buscaban llamar la atención del público, sin importar la afectación al buen nombre, el derecho a la honra y a la imagen. Aseguran que mi próxima candidatura podría significar “un riesgo para la democracia del país”, ¡qué afirmación más temeraria! ¿En qué se basan para hacer tal aseveración tan arbitraria?
En la irresponsable publicación que titulan “Informe de precandidatas y precandidatos al Congreso con cuestionamientos” me señalan como si hubiera cometido algún delito. Y lo único cierto, es que no me pueden responsabilizar por el simple hecho de ser familiar de alguien. Primero, porque nadie escoge a sus parientes, y segundo, porque no hay delitos de sangre en Colombia, el Código Penal Colombiano puede generar un condena sobre una persona por lo que hace, no por el parentesco que tiene.
Si bien es cierto Fabio Valencia Cossio es mi padre, es falso que él haya sido condenado, o que actualmente cursen sobre él investigaciones o actuaciones judiciales en su contra.
También buscan generar polémica exponiendo el caso de mi tío, Guillermo Valencia Cossio, quien saldó su deuda con la justicia y es responsable de sus acciones. De manera, que ¿porqué quieren desprestigiarme a mi, si he venido haciendo un trabajo parlamentario serio y respetuoso desde 2014, cuando que fui elegido Representante a la Cámara, y ahora como Senador electo desde el 2018?
No ha habido en mi trabajo ninguna irregularidad, más que llevar a cuestas un delito de sangre, del que no me pueden culpar. Mi trabajo ha sido transparente y mi hoja de vida no está manchada, como también afirmó PARES, a través de su cuenta de twitter. ¿Manchada de qué? ¿Es que acaso he militado en algún grupo delictivo o he estado involucrado con el narcotráfico, guerrillas o paramilitares? La respuesta es no y aun cuando otros si lo han hecho, hoy están como legisladores, en un ejercicio político, supuestamente, a favor de la democracia.
Así que afirmar que soy un precandidato con cuestionamientos, es una difamación, que en poco o nada aporta al debate político. En cambio genera odios, incertidumbre, desinformación y las tan infames, noticias falsas.
Debe existir más cautela con lo que se pública, pues existen medios que toman estos informes como ciertos, los citan y los difunden de manera irresponsable, generando desinformación y una mala práctica del periodismo, que debe basarse en la investigación precisa, los diferentes puntos de vista y la verdad.
No se puede ensuciar el trabajo de otros, con una investigación que carece de pruebas y es inexacta. Buscar posicionarse a costa de un informe lleno de especulación, claramente no busca la paz ni la reconciliación.



