Uno de los fósiles homínido más antiguos (3.2 millones de años) que se ha encontrado se llama Lucy. Es una mezcla de chimpancé y humano. Con todo el respeto a Lucy nuestra amada fósil, tiene en el departamento de Sucre, Colombia una homónima, que hoy funge de gobernadora, para mí, ilegítima.
Se acoraza Lucy García en la andanada merecida que recibe Héctor Olimpo Espinosa, quien hoy se jacta de un triunfo ilegal y de manera burlesca, oficializa su descarada participación en política con un panfleto en plena gobernación de Sucre que reza «Gracias».
A la par de la delincuencia que manejaría Héctor y que él y su almohada lo saben, a ese mismo nivel se encuentra Lucy García, quien se prestó para ser su socia maquiavélica. Ella y la Santísima Virgen del Socorro, patrona del amado Sincé, saben la verdad inocultable.
Los compromisos, no precisamente de desarrollo sino de miseria para sustraer el erario de los sucreños son totalmente conocidos, avalados y serán ejecutados por Lucy García. Asco tanta putrefacción. Aquí no se espera nada, lo que equivale a la perdida de la esperanza.
Por supuesto al pie de su negocio va a estar Héctor Olimpo, quien ordenará a su cómplice lo que deba hacer y seguramente robar, bajo el epíteto de «negocios» que cubren de legitimidad y «blanquean» con oraciones y misa de acción de gracias. Todos tenemos claro que se mueven en Sodoma y Gomorra.
Hoy festejan orgullosos su ilegítimo triunfo, que como la credencial a Asamblea de Sucre de Julio Cesar Jaraba, fue edificada pasando por encima de todos. Cuando se «construyen» triunfos cómo el de Lucy a base del atropellos no se llaman bendiciones. El «triunfo» y la prosperidad del impío, no genera deseo.
Se avecinaría a manos de Lucy García y su patrón Héctor Olimpo, un gran robo a Sucre, que arrastran cada día más a los confines del infierno y sus inmorales actos que incrementarán sin asomo de vergüenza una inseguridad alimentaria del 73.9%, convirtiéndolos en súbditos del propio demonio. No se las den de ofendidos, que el ofendido es otro, el mismo Dios.
Gran parte de Sucre, pierde el derecho al reclamo, porque igual fue cómplice de la maldad de Héctor y Lucy, súmenle a Karina Espinosa «la patrona»‘ que ella sabe que cada decena del Santo Rosario, que con fuego en la lengua pronuncia, es una fija condena a su alma.
En la recua de la putrefacción están todas las atrocidades que le hicieron al excandidato a la gobernación Mario Fernández Alcocer, que hasta con sus niños se metieron y patrocinó el silencio de Lucy; esa misma boca que acolitó y ordenó semejantes atrocidades, pronuncia sin vergüenza el avemaría.
Que Lucy García, niegue hoy cualquier celestino y corrupto actuar, no tapa su inmoral comportamiento. Ella lo sabe y no hay justificación para negarlo a su almohada.
Nube negra cubre a Sucre en el desgobierno que se avecina con Lucy García, dando continuidad a la oscura noche. ¡Que Dios meta Su mano!