El reciente señalamiento del alcalde de Cartagena, Dumek Turbay Paz, contra Canal Cartagena ha generado una gran preocupación sobre su compromiso con la libertad de prensa. Al acusar a este medio de comunicación de tener una «agenda oculta» y de no informar de manera «equilibrada» sobre su gestión, el alcalde ha dado un paso en falso que pone en tela de juicio su capacidad de aceptar las críticas y, aún más preocupante, su respeto por los principios democráticos.
Durante 20 años, Canal Cartagena ha mantenido una trayectoria de periodismo plural e independiente, algo fundamental en cualquier democracia saludable. La labor del canal no solo ha sido informar sobre los avances de la administración distrital, incluyendo pronunciamientos de Turbay y de su gabinete, sino también cumplir con el deber de dar voz a las denuncias ciudadanas y las preocupaciones de las veedurías, temas que parecen incomodar al mandatario. El equilibrio no significa elogiar constantemente la gestión pública; significa informar con justicia tanto los logros como los fracasos.
El verdadero problema aquí radica en la reacción del alcalde. En lugar de ver las críticas como una oportunidad para mejorar, las ha interpretado como un ataque, lo que evidencia una actitud defensiva y poco democrática. En lugar de fomentar el debate abierto y respetuoso, Turbay parece preferir silenciar o descalificar a aquellos medios que no siguen al pie de la letra su narrativa. Este tipo de comportamiento es alarmante, especialmente cuando proviene de la máxima autoridad de una ciudad que enfrenta desafíos serios en términos de transparencia, seguridad y bienestar social.
Canal Cartagena ha cumplido con su deber al publicar informes sobre las inquietudes de la ciudadanía, y es precisamente esa función la que fortalece la participación comunitaria y la institucionalidad. Sin embargo, el alcalde ha decidido arremeter contra ese derecho fundamental, señalando injustamente a un medio que no ha hecho más que cumplir su rol en una sociedad democrática.
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El llamado es claro: el alcalde Dumek Turbay debe rectificar su postura frente a la prensa. Un verdadero servidor público no teme a la crítica constructiva, sino que la valora como una herramienta para mejorar su gestión. Restringir la libertad de prensa o atacar a los medios que no siguen una línea complaciente con la administración es un peligroso precedente que pone en riesgo la pluralidad y el derecho de la comunidad a estar informada.