En un giro inesperado, Jorge Rojas presentó su renuncia «irrevocable» como director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE), a tan solo una semana de asumir el cargo. La decisión se dio a conocer tras el reciente y polémico consejo de ministros, donde las tensiones internas del gobierno quedaron evidenciadas ante el país.
La renuncia de Rojas se suma a un clima de incertidumbre política, generado por desacuerdos sobre la gestión de la administración presidencial. El detonante de su dimisión, según sus declaraciones a La W Radio, fue la designación de Armando Benedetti como jefe de gabinete, una figura controversial en el entorno político nacional. Rojas explicó que, aunque intentó proponer soluciones para superar las diferencias dentro del equipo gubernamental, su permanencia se tornó insostenible.
“Yo presenté mi renuncia irrevocable ayer. Había hablado con el presidente buscando fórmulas para resolver estas contradicciones. Sin embargo, el presidente trajo otra persona con unas responsabilidades específicas, y creo que le corresponde a ellos manejar los asuntos de la Presidencia”, afirmó Rojas.
La renuncia de Rojas es el primer efecto directo del consejo de ministros, que evidenció fracturas en la estrategia gubernamental. Las decisiones del presidente Gustavo Petro, especialmente en materia de nombramientos han generado tensión no solo dentro del Ejecutivo sino también entre sus aliados políticos.
Analistas políticos señalan que la llegada de Benedetti al gabinete podría polarizar aún más el entorno presidencial, dado su historial de controversias. La salida de Rojas plantea interrogantes sobre la estabilidad del equipo cercano al presidente y la capacidad del gobierno para mantener un rumbo coherente en medio de las presiones internas y externas.
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La renuncia también pone sobre la mesa el reto del presidente Petro para reorganizar su equipo, buscando mantener el respaldo de sus bases políticas y asegurar la gobernabilidad en un contexto de críticas crecientes.
Las renuncias inesperadas, como la de Jorge Rojas, evidencian una crisis que el presidente deberá resolver rápidamente para evitar mayores afectaciones a su agenda política.