La violencia ha cobrado una nueva víctima en Bolívar, y esta vez, el ataque tiene un nombre: Seneidy Martínez, una joven de 24 años, defensora de los derechos humanos, gestora de paz y líder social comprometida con las comunidades campesinas del sur de Bolívar.
Este viernes 21 de marzo, su cuerpo fue encontrado sin vida en una zona rural de Achí, con un tiro de gracia en la cabeza, un cruel desenlace que pone en duda la seguridad de quienes luchan por la paz en una región marcada por el conflicto.
Seneidy, quien había sobrevivido milagrosamente a un atentado en Cartagena de Indias el pasado 15 de marzo, en el que perdió la vida el conductor del vehículo en el que viajaba, no dejó de luchar por su causa, ni de alertar sobre los riesgos a los que se enfrentaba.
En una publicación en su cuenta de Facebook, la líder social había afirmado que el ataque en su contra no fue un hecho aislado, sino que era una represalia directa por su trabajo como defensora de los derechos humanos.
“¿Hasta cuándo los líderes sociales tendremos que vivir con el riesgo constante de ser asesinados por exigir nuestros derechos y los de nuestra comunidad?”, reflexionó Seneidy en sus últimas palabras públicas. ¿Es posible seguir luchando por la paz en un contexto donde la violencia parece ser la respuesta más común para silenciar a quienes buscan justicia?
La historia de Seneidy Martínez es el reflejo de una realidad desgarradora en Colombia: líderes sociales y defensores de la paz son blanco fácil de los grupos armados ilegales. El atentado en Cartagena había dejado claro que el objetivo de los sicarios era ella.
Según su testimonio, Seneidy había viajado junto con la hija de su expareja y el conductor del vehículo, un hombre que no conocía previamente. En su relato, ella describió cómo el vehículo fue atacado en el semáforo de la estación de gasolina El Amparo, justo cuando la motocicleta se detuvo junto al vehículo. El conductor, Édgar Ramos Rivera, fue quien pagó el precio más alto, recibiendo cuatro impactos de bala. Seneidy y su acompañante lograron sobrevivir, pero la sombra de la muerte seguía acechando a la líder social.
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¿Qué llevó a los sicarios a atacarla? ¿Será este crimen otro capítulo en la espiral de violencia que afecta a los defensores de derechos humanos en el país?
Seneidy Martínez se unió a la larga lista de líderes sociales asesinados, pero su muerte no puede quedar en el olvido. Su lucha, y la de tantos otros, exige justicia. Y, por encima de todo, exige que el Estado, las autoridades y la sociedad respondan a la violencia que arrebata vidas y sueños de aquellos que solo buscan construir un futuro mejor para las comunidades más vulnerables.