La seguridad en el campo colombiano no es un lujo ni un tema menor: es un pilar fundamental para garantizar el desarrollo económico, social y productivo del país. En regiones como Sucre y Córdoba, donde la ganadería representa el sustento de miles de familias, el avance del abigeato, la extorsión y otros delitos rurales ha puesto en riesgo la tranquilidad y el progreso de comunidades enteras. Ante esta realidad, el Ejército Nacional de Colombia se ha consolidado como el aliado más firme del sector productivo, trabajando hombro a hombro con los ganaderos para proteger sus tierras, su ganado y su futuro.
El Batallón de Infantería N.º 33 “Batalla de Junín”, al mando del Teniente Coronel Jair González Martínez y orgánico de la Décima Primera Brigada, liderada por el Brigadier General Jorge Eduardo Arias Rojas, ha asumido este desafío con determinación. Su labor trasciende el ámbito estrictamente militar: no se trata solo de patrullajes o operaciones, sino de acercamiento, acompañamiento y trabajo conjunto con las comunidades rurales.
Prueba de ello fueron los encuentros realizados el 10 y 11 de septiembre en Sahagún y Chinú, donde el comandante del Batallón sostuvo reuniones directas con ganaderos y empresarios del sector. Estos espacios, más allá de lo protocolario, se convirtieron en escenarios de diálogo, escucha y construcción de confianza, en los que el Ejército reafirmó su compromiso con la protección del campo y el fortalecimiento de la seguridad rural.
El abigeato sigue siendo uno de los mayores desafíos para el sector ganadero. Las pérdidas económicas son millonarias y el impacto psicológico y social sobre las familias productoras es profundo. A este delito se suman la extorsión y el secuestro, prácticas criminales que buscan sembrar el miedo y debilitar la confianza en las instituciones.
Frente a ello, el Batallón Junín ha respondido con contundencia, desplegando operaciones de control territorial, patrullaje y vigilancia permanente que no solo combaten a los grupos delincuenciales, sino que también envían un mensaje claro: “el Ejército está del lado del ciudadano de bien.”
La labor militar en la región no se limita a la presencia armada. La estrategia del Batallón incluye un componente social clave: escuchar a las comunidades, entender las preocupaciones de los ganaderos y construir juntos soluciones sostenibles. Esta cercanía fortalece la confianza ciudadana, un activo tan importante como los resultados operacionales.
Bajo el liderazgo del Teniente Coronel Jair González Martínez, la unidad ha tejido lazos de cooperación con el sector productivo, demostrando que el soldado no solo protege con sus armas, sino también con su presencia, empatía y compromiso. Y bajo la guía del Brigadier General Arias Rojas, esta labor se enmarca en la política nacional de defensa y seguridad, alineada con las necesidades reales del territorio.
El Batallón Junín mantiene una presencia constante en municipios estratégicos de Sucre como El Roble, La Unión, San Benito Abad, San Marcos, Caimito, Sucre, Majagual y Guaranda, además de áreas rurales en el departamento de Córdoba. Estas zonas, donde la actividad ganadera es el motor económico, han sido históricamente vulnerables al accionar de grupos ilegales. Hoy, la presencia militar brinda una garantía concreta de seguridad, permitiendo que los productores trabajen con tranquilidad y sin sentir el abandono del Estado.
La seguridad rural no puede ser responsabilidad exclusiva de la Fuerza Pública. También depende del trabajo conjunto con los gremios, la cooperación ciudadana y la adopción de medidas preventivas por parte de los productores. Sin embargo, contar con el Ejército como aliado estratégico es la base sobre la que se construye un campo más seguro y próspero.
La labor del Batallón de Infantería N.º 33 “Batalla de Junín” demuestra que la defensa de la patria no solo se libra en los campos de batalla, sino también en la paz y la confianza que se devuelve a un ganadero, en la seguridad con la que un empresario invierte en el campo y en la tranquilidad con la que una comunidad se desarrolla sin miedo.
Esa es la verdadera victoria: una alianza sólida entre Ejército y ciudadanía, en la que la seguridad se convierte en un patrimonio colectivo que fortalece el desarrollo rural y con ello, el futuro de Colombia.



