Siguen avanzando las campañas para elegir el nuevo alcalde que ha de terminar el periodo constitucional, y observando el desarrollo proselitista se perciben grandes movimientos de dinero en las campañas de los candidatos que aparecen con mayores opciones para llegar al Palacio de la Aduana.
Considerando que el nuevo alcalde tendrá prácticamente año y medio para ejercer su mandato, nos preguntamos ¿Existe en realidad por parte de quien salga elegido, el deseo y la voluntad de enderezar el rumbo de la ciudad y mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos o si, por el contrario, en sus propósitos ocultos está prioritariamente repartir migajas entre sectores de sus electores, para luego después de electo lograr un beneficio económico personal así como para los auspiciadores o financistas de sus campañas?.
Para tener una idea clara de lo que viene, observemos las decisiones y proyectos donde el próximo alcalde tendrá injerencia directa: la adopción del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), donde una sola decisión de cambio de uso del suelo puede generar enriquecimiento para los beneficiarios; revisión de lo actuado hasta ahora para el traslado del mercado de Bazurto y la sociedad conformada para la nueva central de abastos, donde la participación accionaria del Distrito parece no compadecerse con el valor del terreno aportado; el Plan Maestro de Drenajes Pluviales; el vencimiento y la adjudicación de la concesión del alumbrado público por 20 o 25 años; el Plan para la Protección Costera y la ampliación de la avenida Santander; la posibilidad de vender la sede donde hoy funciona el Colegio Mayor de Bolívar en el Centro Histórico; la reversión de la concesión del corredor de carga o de acceso rápido y con ello los peajes; el traslado de la Base Naval y la definición del uso de dichos terrenos; y las inversiones por los próximos Juegos Deportivos Nacionales, entre otros.
Como se aprecia, son de gran envergadura y multimillonarios los proyectos y decisiones que la próxima Administración Distrital deberá atender y donde se requiere el manejo transparente para que los recursos públicos no tomen otros destinos, dado que se ha convertido en una práctica perversa de muchos funcionarios públicos que de la solución de un problema o de una decisión arman un negociado.
Los proyectos indicados son de importancia para el desarrollo de la ciudad, siendo también imperativo y de urgencia fijar propósitos para atender prioritariamente la situación social que hoy afrontamos para no seguir inflando esa bomba de tiempo que implica la perdida acelerada de calidad de vida, un deterioro que se manifiesta fundamentalmente en lo institucional, ambiental y de convivencia ciudadana, lo cual ha conllevado al menoscabo de la confianza y la credibilidad de los ciudadanos con sus gobernantes y la perdida de la jerarquía que la ciudad tuvo en otrora.