El relojero Olivier Wuilleumier, un cartagenero con raíces Suizas, es el encargado de hacerle la última sincronización a las piezas del reloj público que hace meses se detuvo en el tiempo.
Milimetricamente el relojero dedica horas a probar cada uno de los engranajes calculando que si se trabaja a buena marcha antes de finalizar este mes de septiembre, el emblemático reloj volverá a marcar las horas. «Cada una de las piezas del Reloj fue cuidadosamente pulida, se les quitó el óxido logrando recobrar su bronce original».
El mantenimiento a las campanas, los badajos, mazos de toque, las guayas, y toda la restauración de estos elementos se les hizo mantenimiento en el sitio, luego de bajarlas y cambiar toda su tornillería por un sistema de acero inoxidable con el propósito que de nuevo se escuchen los campanazos marcando cada hora después de 10 años de inactividad.
La entidad encargada de su mantenimiento y restauración es la Fundación Grupo Conservar, firma especializada en conservación por un valor que supera los 70 millones de pesos.
Los cartageneros y visitantes tendrán la oportunidad de conocer cómo funciona el mecanismo que pone andar el reloj público, pues el Gobierno Distrital tiene la iniciativa de convertirlo en otro atractivo turístico de la ciudad.