“No te des prisa con tu boca…. “Eclesiastés 5:2
Recientemente volvimos a presenciar cómo los 32 gobernadores de Colombia firmaban otro Pacto dizque por la Transparencia, preguntándonos, ¿hasta cuándo soportaremos estas payasadas o inocentadas anticipadas?
¿Qué más Pacto de Transparencia que el compromiso que el gobernante elegido adquiere con el pueblo, el elector primerio que lo eligió? ¿Acaso no bastará con este compromiso?
¿No bastará acaso con el mandato que en su artículo 122 consagra la Constitución Política para los funcionarios públicos y que trata acerca del Juramento que deben hacer y cumplir cuando dice que: “Ningún servidor público entrará a ejercer su cargo sin prestar juramento de cumplir y defender la Constitución y desempeñar los deberes que le incumben”?
Todos los alcaldes, gobernadores o presidentes se han comprometido y jurado a ser transparentes en su gestión; y así mismo lo hacen los demás funcionarios que asumen como servidores públicos, incluidos los jueces, magistrados, congresistas, concejales, ediles, diputados, y en general, todo aquel a quien encargan para este servicio, y a quienes se le pone de presente el cumplimiento fiel de la Constitución, Leyes, Decretos, Acuerdos u Ordenazas, según el caso. Obviamente, todos lo han hecho y lo seguirán haciendo; pero pocos, poquísimos, lo cumplen o lo han cumplido.
La naturaleza propia del ser humano lo lleva, en muchas ocasiones, y de manera precipitada a ser ligero de palabras con tal de agradar a los demás, a los gobernados; reafirmando que ninguna persona podrá jamás suscribir ningún Pacto; porque precisamente, los Pactos, de acuerdo a su precisa definición, son inquebrantables y son para cumplirlos; enfatizando y recalcando que la quebrantable personalidad y frágil comportamiento del ser humano sólo debe llevarlo firmar o hacer promesas, mas no Pactos, sí, promesas, porque las promesas por lo regular, son para incumplirlas.
¿Acaso no firmaron Pactos de Transparencia alcaldes de Cartagena y gobernadores de Bolívar que por motivo de procesos judiciales terminaron renunciando, suspendidos, destituidos, inhabilitados y hasta encarcelados por actuar, precisamente, de manera contraria a lo que juraron cumplir ante Dios, la Constitución y las Leyes, y a los Pactos dizque por la Transparencia firmaron con galantería?
¿O acaso no faltaron a la Transparencia muchos de los Concejales de la ciudad que faltaron al juramento que igualmente hicieron ante Dios, la Constitución y las Leyes cuando prevaricaron con la elección irregular de la Contralora Distrital, Nubia Fontalvo, o cuando, abusando de su poder y de su condición de directivos del Cabildo autorizaron ilegalmente el pago de unos honorarios para ellos mismos y para sus colegas; o cuando abusando de su privilegiada condición intervinieron en las contrataciones irregulares del PAE utilizando como fachadas a sus familiares y a Fundaciones fantasmas?
Muchos son los que han hecho Pactos comprometiéndose a mitigar los índices de pobreza e inseguridad, pero, ¿cuántos han cumplido?
Muchos son los que han jurados mejorar la calidad educativa, erradicar la corrupción; no distribuir el gobierno entre politiqueros, pero, ¿cuántos han cumplido?
Muchos son los que ofrendado su palabra han insistido en que no recibirían dineros sucios en sus campañas, y, ¿cuántos han cumplido?
Les dicen a los servidores públicos cuando asumen: “¿Jura usted ante Dios y la patria obedecer la constitución y las leyes de la república de Colombia, honrar y cumplir fielmente las obligaciones que su cargo le impone? Y ellos responden…”si juro, y cerrando el protocolario acto le recuerdan: “si así lo hiciere, que él y ella os lo premie y si no, que él y ella os lo demande”. Entonces, ¿por qué incumplen su palabra?
Finalmente, al emperador romano, Julio César, le es atribuida la frase que dice: “La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo”.