Durante varios años acompañó a los uniformados demostrando ser su mejor amigo en las buenas y en las malas. Generalmente estaba en la guardia y era un fiel compañero y grata compañía en el silencio de la noche.
Todos lamentan la partida de un perro que hasta con su último aliento de vida identificó su casa y su insignia. Siempre fue un perro Policía. Cuentan que su presencia inspiraba respeto.
“La noche en que murió, víctima de cáncer, hizo algo que a los testigos dejó bastante sorprendidos y conmovidos. Antes de su partida, no se mostraba inquieto, tampoco daba señales de dolor. Tomó fuerzas en medio de la oscuridad, se paró de su improvisada camilla y raudo fue a posarse sobre el escudo de la Policía Nacional”, contó uno de los agentes.
Quienes lo vieron dicen que esa manifestación de amor a su Institución, fue superada por algo que los policías no podían creer: el noble perro dirigió su mirada hacia la gruta donde está la imagen de la Virgen Santa María y la contempló por varios minutos, allí vio por última vez el flash de una cámara fotográfica.
El amigo fiel fue despedido con una oración y todos los honores. El cuerpo sin vida enterrado en la que siempre fue su casa; el Comando de la Policía Metropolitana, ubicado en el barrio Manga de Cartagena de Indias.