El famoso futbolista, admirado y odiado a lo largo del planeta debido a su fuerte personalidad y prepotencia, que incluso han llevado a que la palabra ´zlatanear´ (dominar con fuerza) fuera incluida en el diccionario sueco, habló sobre el éxito el pasado jueves durante la gala del Festival de San Remo, el certamen musical más importante de Italia:
Cuando entras al campo, puedes ganar o perder. He jugado 935 partidos: he ganado, pero no todos. Gané 11 Scudetti (Liga italiana), pero perdí algunos. Gané muchísimas copas, pero también perdí otras. Soy Zlatan aunque no lo haya ganado todo; soy Zlatan cuando gano y cuando pierdo.
Hice más de 500 goles, pero fallé algunos pocos. En uno que otro penal no me fue bien. Pero fracaso no es lo contrario de éxito, sino que es parte de él. En cambio, no hacer nada es el peor error que uno puede cometer.
Si se equivoca Zlatan, tú también puedes equivocarte. Lo importante es que cada uno intente hacer la diferencia, día tras día, con dedicación, empeño, constancia y concentración. Estoy aquí para decirles que ustedes también pueden ser Zlatan. Todos ustedes son Zlatan, y yo soy todos ustedes.
Zlatan, como se refiere a sí mismo y como cariñosamente lo llaman sus fanáticos, sabe de qué habla: Es uno de los mejores futbolistas del mundo y uno de los jugadores con más títulos de la historia (31); junto con Messi y Cristiano Ronaldo, uno de los tres en alcanzar doble dígito de goles en las cinco mejores ligas de Europa, en 11 temporadas consecutivas y también con ellos, uno de los tres jugadores en activo en alcanzar más de 550 goles en competiciones oficiales; además de ser uno de los dos únicos jugadores de la historia en anotar goles en cuatro décadas distintas (desde los noventa hasta la actualidad), entre otros tantos logros.
Su invitación a no rendirse tiene entonces varios mensajes importantes camuflados en medio de ese lenguaje entre burlón y afectivo. Nos enseña, por ejemplo, que alcanzar el éxito es posible para cualquiera, en la medida en que sepamos que podemos equivocarnos sin perder nuestra esencia y aprendamos todo lo posible de nuestras vivencias y errores sin decaer o desanimarnos por los fracasos.
Nos recuerda también que es necesario mantener nuestra motivación y enfoque para lograr levantarnos a pesar de lo duro de la caída, y conservar las enseñanzas obtenidas para construir mejores soluciones o encontrar nuevos caminos.
Muestra, además, que el éxito no se basa en habilidades o talentos, estos son solo una variable en la ecuación, a la cual aportan mucho más otros elementos como: voluntad, esfuerzo, dedicación, determinación, motivación, confianza, coraje y una enorme dosis de buen ánimo.
Lo más importante es saber que no se trata de conseguir dinero o fama; el éxito es simplemente alcanzar una meta determinada que está fuera de nuestro alcance, y lograrlo a partir de un esfuerzo honesto y respetuoso con nosotros mismos y con los demás. Incluso, tal vez el mayor éxito de todos sea simplemente perseguir cada una de nuestras metas o sueños porque «no hacer nada es el peor error que uno puede cometer», o eso dice Zlatan.