La ONU viene impulsando velozmente su Agenda 2030 y el cambio climático es una de las áreas estratégicas y eficientes para lograr este objetivo. Es probable que, en poco tiempo, se pase a un falso escenario de emergencia climática, con el propósito de obligar a la población a seguir normas internacionales estrictas en algún escenario de bloqueo climático. En esta operación se busca crear mecanismos legales, financieros y punitivos que permitan ejercer mayor control social sobre las personas de todo el mundo, así como también, generar segregación a quienes se rehúsen a obedecer el sistema globalista.
Una de las herramientas que le permitirá a la política tecnocrática ejercer un control más riguroso sobre la sociedad mundial, será introducir un sistema de crédito social basado en créditos de carbono. Recordemos que la huella de carbono es uno de los conceptos nuevos que han creado los ideólogos del cambio climático, como Jean Marc Jancovici, quien, además, defiende la creación de un impuesto sobre el carbono, también llamado impuesto medio ambiental. Algunos países, como Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega lo vienen aplicando.
En esta ocasión, el sistema de créditos que plantea la Agenda 2030 pretende ejercer un seguimiento sobre el contenido de las compras que realizarían las personas. Para estos efectos, la ONU ha creado una tarjeta de crédito de monitoreo, que empezó a ser probada en Suecia, mediante la cual, se establece un límite de compras por sobrepasar el contenido permitido por la huella de carbono de cada persona. La tarjeta tiene el lema: “hacer acción climática cotidiana”. Además, en su parte posterior, tiene un ojo que encierra un iris del mundo, que puede simbolizar control y supervisión.
En el año 2018, se creó la empresa, Doconomy, que es la encargada del desarrollo de este sistema. Al entrar en su Página Web, se puede observar que se encuentra aliada con la ONU (United Nations Framework Convention on Climate Change), con Ålandsbanken (banco comercial finlandés) y con Master Card. En este mismo sentido, la página explica que el propósito de esta empresa es traer reformas estructurales al sistema financiero, al generar un recableado y una nueva manera de pensar que rescriba las reglas de comercio.
A pesar de lo anterior, las expresiones loables pueden esconder unas intenciones preocupantes. La demonización del carbono es un método que viene usando el corporativismo globalista, para apropiarse de este recurso natural y cobrar a cada ser humano por la acción de producirlo, ya sea de forma natural o ya sea de forma artificial, mediante las tecnologías que ellos mismos ponen a disposición de las personas. Esto hace recordar los impuestos por usar paneles solares, que, en algunos países, como España, se vienen aplicando, como si alguien se hubiera apropiado del Sol y hubiese que pagar por usar su radiación.
Según el investigador, Harold Guibrari, este modelo de control financiero, a través de los límites en el uso de la huella de carbono, será una copia del sistema autoritario de créditos que aplica el Partido Comunista en China, el cual, bloquea a los opositores y a los disidentes de la plena participación económica. Así, dentro de este modelo que plantea la ONU y el Foro Económico Mundial, habrá muchos que no podrán comprar y vender si no están registrados con este chip. Tal vez, los pasaportes de vacunación que pretenden exigir en algunos países, sólo sea un preparativo de lo que se viene.