Después de manejar por trece (13) años la Liga de Vela de Bolívar como un negocio familiar y muy lucrativo sin que realmente se viera reflejado en beneficios para la Liga que más bien ha sido la cenicienta, Daniel Pontón y su familia salieron a darse golpes de pecho y a dar cara por triunfos en los que nada han tenido que ver.
Este clan familiar que sin escrúpulos no solo se benefició durante tanto tiempo de este mal intencionado empoderamiento, sino de IDERBOL que sin aportar más allá de uniformes inútiles, hoy reclaman reconocimiento.
Hablar de esta liga es hablar de arduo trabajo y sacrificios personales de quienes la integran y no solo el sacrificio de constancia y dedicación que requiere cualquier disciplina deportiva, es también sacrificio y esfuerzo económico, pues los insumos, uniformes, horas de entrenamiento y pago de los entrenadores salen de los bolsillos de los integrantes de esta.
Hay cualquier cantidad de información con pruebas de todas las irregularidades que tanto los Pontón Suarez como el mismo IDERBOL, han venido cometiendo con esta liga que hoy tanta gloria deja a nuestro departamento, procesos en Fiscalía y Procuraduría que al sol de hoy no se han esclarecido, deudas a proveedores por parte de IDERBOL, que según la entidad fueron pagados pero que los acreedores han demostrado lo contrario, es decir no han sido cancelados.
IDERBOL en 2017 entregó sin ninguna justificación velas para los veleros particulares de esta familia con un valor que ronda los 300 millones de pesos y no hay nada que justifique esta entrega más allá de favores particulares con el Presupuesto del Deporte Departamental.
La actitud de IDERBOL con la Liga de Vela del Departamento hoy es la de sacar pecho y publicar orgullosos los logros que contra viento, marea y el abandono del Estado representado en el mencionado instituto hoy usa para mostrar resultados.
La liga de vela de Bolívar hoy es un orgullo del departamento contra viento y marea y sobre todo sin los amarres de los Pontón.