Es difícil imaginar una Navidad sin regalos. Así no se logre, la cultura ha transmitido la idea de que diciembre y obsequios son lo mismo. De acuerdo a las creencias y expectativas de cada quien, la lista puede ser larga, corta, ingenua, absurda, mágica y… real.
Lo importante entonces es no desfasarse en la solicitud porque se le achacaría al Niño Dios el desastre de la frustración. ¡Lo que no es cierto! Su nombre ‘solo’ es una disculpa para tener a quien pedirle regalos ‘porque sí’, sin necesidad de vivir un acontecimiento personal que amerite ¡obsequio!
¿Qué pedirle al Niño Dios? Creo que cualquier colombiano o colombiana con un mínimo de conciencia, debería solicitarle a Dios, a la energía, a Mahoma, a los ángeles, a la Virgen María, a quien crea, dosis, infinitas dosis de tolerancia. En todos los niveles, en cualquier dimensión, en cualquier lugar, necesitaremos tolerancia, tolerancia, tolerancia.
La diferencia entre las formas de pensar y actuar, de rasgos y creencias, nos regala la oportunidad de aprender de otras historias, culturas, hábitos. La tolerancia es la disposición a respetar las prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias, ser capaz de comprender aquello que es diferente a lo que pienso, sin menoscabo de vivir los valores propios y respetar los del otro ¿Qué tan tolerante te conduces recientemente?
Ser tolerante es lo mismo que ser respetuoso, bondadoso y considerado con los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras. Ser tolerante es ser condescendiente y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que medien, es aceptar y admitir la diferencia o la diversidad.
Cuando la forma de ser y actuar del otro, sus características personales y creencias, no atentan contra la integridad y los derechos esenciales de mi persona, y viceversa, estamos hablando de una riqueza en la interacción personal.
La tolerancia trae como regalos; no engancharse con las agresiones, mantener la calma en escenarios complejos, actuar compasivamente frente el malestar o emociones negativas de otros, cultivar la amistad; sonreír más y desanimarse menos.
El Niño Dios que nace nos pide gestos de buena voluntad. Así como nos bendice cada día con tanto, regalémonos los unos a los otros gestos de tolerancia que ayudará a construir una mejor humanidad comenzando en nuestros hogares, lugares donde muchas veces hay menos tolerancia.
Que ninguna familia pase esta navidad sin perdonarse, reconciliarse, sin resolver las asperezas que nos dividen. Seamos felices y vivamos con júbilo el nacimiento del niño Dios. Feliz y bendecida Navidad