Vestido con una chaqueta del grado 11, el religioso terciario capuchino, Gabriel Ricardo Pimienta Arias, se confunde entre los estudiantes del Instituto Técnico San Rafael donde lleva prácticamente 6 años como rector haciendo un trabajo que se ve y que en la comunidad manizaleña comienza a ser reconocido como un verdadero camino a la excelencia.
El religioso ha logrado importantes avances en materia educativa aun en medio de la Covid-19 que obligó a cambiar la manera de enseñar por el temor al peligroso virus y tiene grandes retos en la parte de infraestructura; uno de ellos es la construcción de un coliseo cubierto para que los estudiantes no tengan problemas en sus actividades deportivas y culturales con el clima que es bastante cambiante en la capital de Caldas.
Es un hombre inteligente, entregado a su trabajo, está al frente de todas las actividades propias del colegio y naturalmente preocupado por el bienestar de la población estudiantil que este año ha crecido sustancialmente por la calidad de la educación que imparte el cuerpo docente en todas las áreas.
“Nos hemos enfocado en fortalecer la dimensión del ser. Hemos notado que después de la pandemia todos los niños, los jóvenes, han venido sufriendo una serie de situaciones que los ha llevado incluso a encontrar sin sentidos de vida y buscamos que atraves de las prácticas educativas que todos nuestros estudiantes tengan la capacidad de fortalecer el carácter, de fortalecer las dimensiones y las habilidades sociales, que puedan enfrentar las diferentes situaciones de la vida, hay muy poca tolerancia en la frustración y buscamos que desde nuestra propuesta pedagógica del sistema de micro comunidades todas estas realidades se puedan enfrentar. Así mismo tenemos el desafío de recuperar un poco la calidad académica algunos estudiantes vinieron de la pandemia con algunos vacíos que hemos venido trabajando y necesitamos fortalecerlos porque con unas capacidades intelectuales no aprovechadas pues también vamos a encontrar seres humanos frustrados” apunta el rector Pimienta Arias.
Gracias a la gestión del religioso en materia de infraestructura la Institución muestra importantes transformaciones se ven obras de mejoramiento en talleres, salones aula múltiple y en la capilla, “ahora queremos apuntarle a una necesidad que ya desde hace algún tiempo se ha hecho visible, necesitamos generar muchas actividades que nos permitan recaudar aquellos recursos económicos y soñamos con un coliseo, el colegio necesita un coliseo y los estudiantes necesitan un coliseo”.
La inversión del ambicioso proyecto se estima por etapas, una primera fase se centra en la cubierta del espacio que estaría alrededor de mil millones de pesos, recursos que saldrían de algunas actividades pero también en unión con la Universidad Luis Amigó se tiene proyectado realizar un convenio para un préstamo y pignorar a largo plazo algunos arriendos que se tiene con esa alma mater.
El proyecto iría donde está la cancha sintética que ya tiene gradería. La idea es adecuar y remodelar toda esa área para que quede allí un coliseo acorde con las necesidades de los estudiantes.
El pasado 30 de enero de 2023 los estudiantes regresaron felices al plantel educativo, los de último año hicieron un espectacular show de bienvenida en medio de la expectativa por culminar su bachillerato. Ingresaron con vehículos adornados con globos, pancartas y detrás de ellos motociclistas y ciclistas acrobáticos que hicieron del retorno un día de película.