Con la tristeza por la partida del gran maestro, pero con la alegría por las experiencias vividas, William Redondo Méndez, nos recuerda momentos, situaciones vividas con José Miguel Corpas.
Los fanáticos y aficionados en esas noches de septiembre de 1981, se ponían de pie y aplaudían cuando empezaba la segunda parte de los partidos de Sucre, el equipo anfitrión y presagiaban que algo bueno vendría estando ya José Miguel Corpas cochando en el cajón de tercera base.
Fueron eventos tan espectaculares que nadie quería quedarse en casa y quiénes no podían ingresar al coloso 20 de enero, debían conformarse con escuchar la radio llena de igual colorido en las narraciones de un Napoleón Perea con Melanio Portó Ariza y Pachequito en los números por Radio Majagual en cadena con Emisora Fuentes. Y como decían...era una manta por toda la sabana y el Caribe.
Yo, quien apenas me había vinculado 3 meses antes al béisbol Sucreño luego de unas tremendas discusiones en el seno de la liga. Puesto que para ese mes de julio ya se encontraban las inscripciones cerradas para nuevos jugadores y no fue si no, por petición directa del señor Gobernador de entonces, Álvaro Nicanor Hernández a los miembros de la liga que ésta permitieran nuestra llegada al equipo la Sabanera junto a Telémaco Cabrera y otros dos compañeros lanzadores.
Llegamos desde el beisbol de Córdoba dónde ya Yo, había cumplido con mi medicatura rural en la población de Planeta Rica y no me encontraba a gusto en Montería luego de la salida del gobernador Alfonso de la Espriella Espinosa…señor a todo honor y gran hincha de nuestras viejas glorias durante sus estudios en la década del 50, en el colegio de la Esperanza en Cartagena de Indias.
Sincelejo sería la sede de ese campeonato nacional y garantizó el éxito esperado. Fue entonces cuando la misma gestión del gobernador Hernández Manotas, logró con altos directivos de Bavaria y su aliada Pilsen Cervunión, permitir la llegada del gran José Miguel como asesor técnico de nuestro equipo Sucreño que ya contaba con Javier Segovia como manager. Nosotros lo supimos ya en la concentración y José apareció para el cuadrangular final.
Quizás el más conocido para él era Yo…cómo quiera que habíamos compartido representación de Colombia en los Juegos Panamericanos de México 75 justamente en su último año con la Selección.
Pero a ese gran José Miguel, ya lo tuve referenciado desde el 63 cuando junto con mi hermano Nestico ingresamos al colegio Liceo de la Costa del otrora pro hombre Fernán Caballero Vives y él ya cursaba el 6to de bachillerato.
Era un personaje de una amplia sonrisa que le caracterizaba y sin lugar a dudas, era el orgullo y el más popular estudiante de la Institución puesto que ya tenía entre sus hazañas, haber derrotado al equipo de Córdoba en el juego final y lanzando por Bolívar durante la celebración de los VIII juegos atléticos nacionales en Cartagena y apenas con 16 años de edad, convirtiéndose en un nuevo héroe de la ciudad.
Yo apenas con 8 años para esa época, recuerdo algo de transmisiones radiales de esos partidos y cuando a mí querido viejo Jiquí, lo recogían en la calle del Guerrero casa 29-29 dónde vivíamos, en un carro Thunderbird negro, para llevarlo al estadio donde ya oficiaba cómo árbitro.
Ya en ese año, jugaba para el equipo Millonarios en la liga de Bolívar y de allí luego de su grado de bachiller partió a Medellín con oferta de beca dónde se hace doctorado en Ciencias Químicas y Biológicas y queda vinculado con la empresa Pilsen dónde disfrutó por siempre de un gran aprecio.
Lo veo nuevamente en Cartagena de Indias a raíz de la celebración de la XVI serie mundial de béisbol donde brilla al lado de esa camada inolvidable de jugadores cómo el Pájaro Guzmán, Ubaldo Salinas, Milcíades Mejía, Guillermo Regadera Rodríguez, Lucho De Arco, Óscar Luis Gómez, Tomas Moreno, Charúa Rodríguez, Martin Austín, Esteban Bonfante, Chencho Díaz, Papá Castro ,Arthur Forbes, Edmón Cordero, El zurdo Marriaga e Isidro Herrera quien con 17 años fue el pitcher campeón venciendo a México 4 x 1 en el juego final.
Estuvieron bajo la dirección de Tonny Pacheco, Capi Castillo y Champeta Martínez con barrita de Tiza como cargabates. Yo que atendía un kiosko de bebidas de mi Viejo y mi tío Miguel por los lados de graderías de sol por la primera base, tuve la oportunidad de apreciar todas esas hazañas dónde fue reconocido como el VIP del torneo y el campeonato para Colombia en 1965.
Una vez más fui testigo de dos de sus más grandes hazañas en un evento deportivo donde participaba José Miguel y fue durante el campeonato Nacional de béisbol en Cartagena en el año 67, él, representando a Antioquia desde luego su tierra adoptiva.
La primera lanza y derrota a Bolívar 13 carreras x 1 en quizás la más grande humillación de un equipo en un torneo nacional, dónde su pretensión era reconquistar el título perdido desde el 1964 en Medellín a manos del Atlántico, equipo que aportó la base de esa selección Colombia campeona del 65 como antes señalé y realizar la jugada del campeonato jugando la final con el encopetado atlántico, cuando corriendo en tercera base y en un amague de robo del Home.
El catcher «Pájaro» Guzmán, se sale de la caja y el lanzador, Cheo Manjarrez, comete balk para así anotar José Miguel la 2da carrera, dejar el partido con score final 2 x 0 y coronarse campeón del torneo, sin lugar a dudas, obra de su genialidad para jugar esto del ajedrez ampliado llamado béisbol.
Para el año 68 Bolívar bajo la dirección de Antonio Manía Torres, reconquista el título de campeón ante Córdoba en Montería con las hazañas de Alcibíades Jaramillo con su cadena de 129 ceros sin permitir carreras y derrota a Luis Santo Berrocal 2 x 0 incluyendo un jonrón de Rompe chéchere, Óscar Luis Gómez.
Ese mismo año, asisto por Colombia al primer mundial categoría Junior en Miami Florida con la conducción de Manía Torres y Rocky Núñez dónde logramos el subcampeonato por debajo de los Cubanitos y por encima de USA y Nicaragua, orgullosamente sin ser el hoy Ohtani del equipo, pitcher y 4to bate, fui el jugador más útil del equipo, puesto que también jugaba LF y Osvaldo Amaris SS, el mejor del torneo.
Eso me valió para que Manía Torres en enero del 69 me llevará con la Selección Bolívar de mayores a un intercambio contra Antioquia dónde el sábado ganamos 8 carreras x 7 y allí acaba la cadena de ceros de Alcibíades más el domingo, Manía me entrega la bola y ganó 29 a 0 con apenas mis 16 años y sin haber firmado en primera categoría, desde luego, nada comparado a la hazaña de José Miguel en 1960, pero curiosamente fue a él a quien derrotamos en ese intercambio.
Para el año 79, fui por Córdoba bajo la dirección de Guillermo Regadera Rodríguez, otrora campeón mundial junto a José Miguel en 1965 a un intercambio con Antioquia a la ciudad de Medellín.
Posterior al partido, José nos invitó a su casa y en medio de copas le pregunté por qué no fue él, escogido como capitán de campo de ese equipo mundialista siendo uno de los más intelectuales del grupo y humildemente me dijo, Willión en ese equipo estaban dos jugadores por encima de mí; El maestro Milciades Mejía y este señor…señalándome a Guillermo Rodríguez, me les quitaba el sombrero, remató.
Para 1975 hicimos parte de Colombia panamericanos de México dirigida por Manía Torres y Tonny Pacheco y recuerdo que fue quien me sugirió comprar el álbum de los 50 años de la Sonora Matancera que aún conserva mi hermano Michi cómo buen melómano, luego que nos mostrara su compra de varios long play incluyendo los de Héctor Lavoe, su gran ídolo de la música salsa. Fue su última representación del combinado nacional porque para 1976 en la serie mundial en Cartagena ya no estuvo con nosotros, de lo anterior quedaron fotos testimoniales.
Por eso en ese año 1981, fue revivir con él todas esas vivencias tenidas y a quien consideré en nuestra era moderna de béisbol cómo el jugador colombiano más ingenioso disfrutando un juego de pelota bien hubiese sido jugando o dirigiendo.
Hicimos recorderis de las enseñanzas escritas por Tonny Pacheco en su libro dónde recalcaba el saber que hacer antes que se cumpliera la jugada, como romper la inercia con el lanzamiento del pitcher y lo más importante, situación de juego, cosas que debe estar recordándoles a sus compañeros, un buen capitán de campo.
En ese famoso partido Córdoba Vs Sucre, cuadrangular final, juego igualado a una carrera, cerrando el noveno ining con 2 corredores en base y un out en la pizarra, estadio 20 de enero a reventar, bateando Yo con un bate de aluminio louisville 35, recibo 2 lanzamientos en slider contra el piso por Manuel Hernández, el mejor lanzador de Colombia en esos momentos, el cuál el segundo golpea el hipogastrio de Eugenio Valdez el receptor por lo que se paraliza el juego mientras lo auxilian a pasar el golpe. José Miguel se me acerca y me dice: ¿sabes lo que te viene ahora…cierto?
Sabíamos que después de eso, Eugenio no iba a arriesgarse con otro slider, pediría la recta que José y Yo estaríamos esperando, dicho y hecho; Swing y pelota por encima de los 385 pies, 4 a 1, Manillas en mano, gana, Sucre.
La locura de toda la gente y acontecimiento inolvidable para toda una generación de estos dos pueblos que igualaron el protagonismo de los clásicos Bolívar Vs Atlántico.
Por eso fue fácil jugar bajo su dirección intuyendo e interpretando el juego cómo aquel squeeze play contra FF.AA. en 1982 en el nacional de Montería, cochando él en 3era, Yo corriendo y mi socio Álvaro Palmera bateando para ganar 2×1 a un tremendo Emiliano Frutto.
Su autoridad en lo disciplinario también fue demostrada, en pleno campeonato de Montería en ese año 82. Ya para el cuadrangular final nos convocó a un meeting a las 6:00 am para decidir la expulsión de Andy Babilonia de nuestra concentración.
Andy se voló del hotel y se fue para el Estadio 18 de junio a avistarse con una enamorada, regresó a las 11:30 pm cuando la orden era no salida para nadie, todos dijeron que sí se fuera, excepto mi voto con argumentos. No había tomado licor, venía el cuadrangular final, no podíamos dar ventaja y quizás, con repercusión en el ánimo del equipo, propuse lo castigarán con los viáticos. José Miguel, aceptó
En el primer turno del cuadrangular, Andy Babilonia, bateó Home Run y ganamos el partido, al regreso al hotel, José Miguel, autorizó al doctor Lenin, nuestro delegado a entregarle sus viáticos, cosas de un hombre grande entre los grandes.
Ya para el 87 cuando llego a Medellín a iniciar mi especialidad de Cirugía General en la Universidad de Antioquia, pude compartir con él, Víctor Torpin, su compadre Corcho, Fermín Garizabal, Babi Valdez, el viejo Martelo, Diógenes Cuevas, Jorge Garcés Alvear en ese equipo de softbol recreativo llamado Cartagena de Indias en el torneo intercolonias.
Puedo afirmar que fue la etapa que más disfruté practicando deporte, era algo recreativo – competitivo junto con aquellos que sabían jugar, además del aprecio de quienes ya tenían ese antecedente deportivo contigo y alrededor de unos aguardientes hablando de viejas hazañas, sellaron unos de los más bellos recuerdos de mi estancia en Medellín. Hasta luego hermano José…que deleite haberte tenido como un gran referente.