El Covid-19 dio para muchos comentarios propios de la idiosincrasia del ser humano, de una teoría conspiratoria a su creación premeditada en China en un laboratorio de Wuhan o como un accidente de laboratorio, pero el nacimiento del virus raya en lo inverosímil e incluso Donald Trump su creador y Joe Biden su avalador, también se imaginaron, que el susodicho virus nos los trajeron extraterrestres en naves espaciales, otros que vinieron adheridos a las naves de la ESA y la NASA en sus exploraciones espaciales, otros politicastros le dieron carácter “…son vacunas mamertas…” “…son vacunas pro yanquis…” otros seudo científicos, “se lo inocularon a los murciélagos y saltó a los humanos”, “se escapó de un laboratorio chino”, “era una arma biológica creada por China, contra o por EE.UU. contra China”, los incrédulos aseguraban que era «la gran mentira de los gobiernos»
Pues bien, para no dejar entrar el virus con tanto chisme y lleva y trae, Estados Unidos sacó a la luz pública el famoso Título 42, que se consideraba una medida sanitaria para impedir la propagación del virus y dejó en “estatus quo” el Título 8. En el 42 se autorizaba a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (U.S. Customs and Border Protection, CBP), a expulsar de su territorio a todo aquel que ingrese o intente ingresar en condición de irregularidad.
El Título 42 que venció el pasado 11 de mayo y sabemos su objetivo principal, y les cobijaba a cualquier persona que entrase legal o ilegalmente a USA y podían ser detenidos o expulsados sin contemplación alguna y como muestra de su operatividad, en su vigencia fueron expulsados casi 2 millones de migrantes en la frontera con México, más un número similar en aeropuertos y puertos de entrada.
Ahora, y muy a pesar que el Covid todavía sigue vivito y coleando, Biden retrocede a la historia que data de 1952 y saca nuevamente a la luz de los inmigrantes el controvertido Título 8, conocidos como “Extranjeros y Nacionalidad” («Aliens and Nationality») que trata de la regulación de las políticas y procedimientos para la entrada, permanencia y naturalización de los ciudadanos no americanos, en especial por el endurecimiento en las condiciones de asilo para migrantes irregulares que afectan a la inmensa multitud de personas con familias que se encuentran en la frontera suroeste con México en búsqueda del tan trajinado y no real sueño americano.
Los migrantes de América Latina, África, y otros países donde la hambruna es su estándar de vida, recurren a “coyotes” para tomar diferentes rutas y una de las más peligrosas son las que se encaminan desde Rumichaca (Nariño), pasando por Acandí (Chocó), para llegar por plena selva, a Panamá, luego cruzar toda Centro América hacia la frontera de México y de allí ingresar a Norteamérica.
Da pesar y dolor observar como en ese camino tortuoso, peligroso de más de 1.800 kilómetros, familias enteras, con paso lento y el cansancio a flor, quedan en las trochas, montañas, vías y lugares peligrosos e inhóspitos como la temida selva del Darién, los cuerpos inermes de muchos seres humanos que mueren de hambre, sed, por picadura de insectos o mordedura de animales feroces, o el maltrato de los coyotes o grupos de asaltantes que les quitan sus pertenencia y todos sus pequeños recursos ante la indolencia mundial sobre el trato digno al migrante.
Europa no se aparta de semejante problemática mundial, sólo por nombrar el numero impresionante de personas que llegan a la costa mediterránea de Marruecos o a las Islas Canarias, en el Golfo de Adén, los niños moribundos entre la frontera de Siria y Turquía, entre Libia e Italia para llegar al Mediterráneo o a la isla griega de Rodas, los que desean salir de Macedonia para llegar a Serbia y luego hacia Hungría, buscando no el sueño americano, sino el sueño Europeo.
Los gobernantes del mundo saben el problema y la solución es el alimento, el agua, la salud, la educación y el empleo digno para disminuir la hambruna mundial y no buscar el sueño americano ni europeo.