La reciente información publicada por Funcicar sobre el contrato de $2.580 millones celebrado por la Secretaría de Participación y Desarrollo Social de Cartagena con la entidad sin ánimo de lucro ACD Consultores, ha levantado serias dudas sobre la transparencia y la integridad del proceso de contratación en el gobierno de Dumek Turbay Paz.
Funcicar destaca que el período para la presentación de ofertas fue extremadamente breve, del 27 al 29 de mayo, lo cual pudo haber restringido significativamente la pluralidad de oferentes. Este plazo tan limitado pone en cuestión si se buscó realmente fomentar una competencia abierta y equitativa, o si el proceso estaba dirigido a favorecer a un contratista específico.
“La pluralidad de oferentes es fundamental para asegurar que los recursos públicos se utilicen de manera eficiente y que se obtengan las mejores propuestas posibles para la ejecución de proyectos sociales”.
Además, la falta de especificaciones técnicas en el proceso de invitación y la ausencia de información sobre dónde y cuándo se publicó el documento titulado “Invitación a presentar manifestación” aumentan la opacidad del proceso.
Funcicar señala que, aunque se anexaron cotizaciones, no se indicó quiénes las presentaron, lo que impide verificar la legitimidad y diversidad de las ofertas recibidas.
Otro punto crítico señalado por Funcicar es la falta de claridad sobre el contenido específico de las capacitaciones, foros y demás actividades contratadas. Sin esta información, resulta imposible evaluar la pertinencia y el impacto potencial de las actividades previstas en el contrato.
La falta de justificación del impacto de algunas actividades pone en duda la efectividad del proyecto y su alineación con las necesidades reales de la población objetivo.
Es relevante mencionar que, según el contrato, ACD Consultores aportará $774 millones del valor total del proceso. Sin embargo, sin una explicación clara de cómo se utilizarán estos fondos y cómo se medirán los resultados, esta aportación financiera se convierte en otro aspecto opaco del proceso.
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La falta de pronunciamiento por parte de la Secretaría de Participación y Desarrollo Social agrava la situación. La ausencia de una explicación oficial sobre las preocupaciones levantadas por Funcicar deja a la ciudadanía y a las entidades de control sin respuestas claras y sin la posibilidad de evaluar adecuadamente la legitimidad del proceso.
El caso del contrato de $2.580 millones para capacitaciones en inclusión productiva en Cartagena de Indias presenta serias deficiencias en términos de transparencia, pluralidad de oferentes y claridad en los procesos de contratación. La falta de especificaciones técnicas, la limitada competencia y la ausencia de una justificación clara para las actividades contratadas subrayan la necesidad de una mayor vigilancia y transparencia en el uso de los recursos públicos.