En un movimiento que ha generado sorpresa y controversia, el Gobierno colombiano renovó el contrato de mantenimiento de su flota de aviones Kfir con la empresa Industria Aeroespacial Israel (IAI). La decisión contrasta con el anuncio del presidente Gustavo Petro en marzo de 2024 sobre la suspensión de relaciones diplomáticas con Israel. El nuevo contrato, identificado como 260-00A del 2024, tiene un valor superior a los 7 millones de dólares y estará vigente hasta el 30 de junio de 2026.
Este acuerdo extiende un contrato previo firmado en 2022, que ya había sido modificado mediante un otrosí en octubre de 2024. Pese a las tensiones diplomáticas, el mantenimiento de la flota de Kfir, compuesta por 11 aeronaves, seguirá bajo la responsabilidad de la empresa israelí.
La renovación del contrato llega en un momento crítico para la aviación militar colombiana. Días atrás, Estados Unidos congeló la operación de 18 helicópteros que prestaban servicio a la Policía Antinarcóticos, mientras que otros 13 helicópteros Mi17 permanecen en tierra por falta de mantenimiento. Esta situación ha generado preocupación sobre la capacidad operativa de la Fuerza Aérea Colombiana y la seguridad nacional.
En noviembre de 2024, el presidente Petro había anunciado que se exploraban alternativas para el reemplazo de los Kfir, cuya antigüedad y obsolescencia son motivo de preocupación. Las negociaciones incluían posibles acuerdos con empresas de Suecia, Brasil y Estados Unidos, y según declaraciones oficiales, solo faltaban detalles para concretar el reemplazo.
Sin embargo, la renovación del contrato con IAI pone en duda el avance de esas negociaciones y sugiere que el reemplazo de los Kfir no será inminente. Esta decisión podría deberse a la necesidad de mantener operativa la flota actual mientras se concretan las negociaciones para adquirir nuevas aeronaves.
El contrato evidencia una aparente contradicción en la política de defensa del país, que mantiene vínculos con Israel en el ámbito militar y tecnológico, pese al distanciamiento diplomático. Esto ha generado críticas de sectores que cuestionan la coherencia de las decisiones del Gobierno en materia de defensa y relaciones exteriores.
El futuro de la aviación militar colombiana permanece incierto. Con una flota envejecida y problemas en el mantenimiento de sus aeronaves, el país enfrenta el reto de garantizar la seguridad aérea mientras busca alternativas para modernizar su capacidad operativa. La renovación del contrato con IAI parece ser un parche temporal en medio de una situación que requiere soluciones estructurales.
La opinión pública seguirá atenta a los movimientos del Gobierno en esta materia, esperando claridad sobre el futuro de la defensa aérea y la tan anunciada renovación de la flota militar.