La trágica muerte de Dennis Patricia Murillo Valoyes, de 29 años, ha vuelto a poner en evidencia la falta de protección y respuesta oportuna ante la violencia de género en Colombia. Su asesinato, ocurrido el 6 de noviembre de 2024 en una finca de Malagana, en el municipio de Mahates (Bolívar), no es un hecho aislado, sino parte de una crisis persistente que cobra la vida de muchas mujeres en el país.
Según la Policía de Bolívar, Dennis fue atacada tras una discusión con su pareja, Danilo Campos Mola, de 54 años, quien trabajaba como capataz en la finca donde ocurrieron los hechos. En un ataque brutal, el hombre le disparó en dos ocasiones. A pesar de su intento por huir y buscar ayuda, Dennis cayó a un costado de la vía Troncal de Occidente, donde finalmente perdió la vida. Su cuerpo no fue identificado de inmediato, pues no portaba documentos y sus familiares se encontraban en otra región del país.
Aunque la Policía tardó tres meses en recopilar evidencia suficiente para que la Fiscalía emitiera una orden de captura, fue el propio Danilo quien se entregó voluntariamente en la Unidad Básica de Investigación Criminal de María la Baja, asegurando querer dar su versión de los hechos. Sin embargo, al ser identificado en el sistema, fue capturado de inmediato bajo los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego.
El feminicidio de Dennis Murillo Valoyes resalta un problema que sigue sin resolverse: la falta de medidas de protección efectivas para mujeres en situación de riesgo. No se ha informado si existían antecedentes de violencia en la relación, pero su muerte se suma a la larga lista de casos donde las mujeres son asesinadas sin que el Estado actúe con la rapidez y contundencia necesarias.
A pesar de los avances en legislación y sensibilización, los feminicidios continúan ocurriendo con alarmante frecuencia. Las instituciones deben reforzar los mecanismos de prevención y atención a víctimas, así como garantizar que los agresores no queden impunes.