El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad, una fecha para reconocer la importancia del bienestar y la felicidad, dos aspiraciones universales que conectan a las personas en todo el mundo. En este contexto, surge una pregunta interesante: ¿pueden las mascotas ser una fuente clave de felicidad? Diversos estudios sugieren que sí. Compartir la vida con un animal, ya sea un perro o un gato, podría tener un impacto positivo tanto en nuestra salud emocional como mental.
En Colombia, según datos de Ipsos, aproximadamente el 58% de los hogares tienen una mascota. De este total, un 88% son perros y un 38% son gatos. Juan Pablo Trujillo, director de la Unidad de Animales de Compañía en MSD Salud Animal, resalta que las personas que conviven con mascotas experimentan niveles más bajos de estrés, ansiedad y depresión.
“Las interacciones diarias con perros y gatos liberan oxitocina, conocida como la ‘hormona del amor’, que reduce el estrés y fomenta una sensación de bienestar y felicidad. Además, el vínculo emocional que se crea con las mascotas se convierte en un apoyo emocional invaluable, especialmente en momentos difíciles, ayudando a contrarrestar la soledad”, explica Trujillo, experto en salud animal.
¿Por qué tener una mascota aumenta nuestra felicidad?
Actividad física: Los perros, en particular, requieren paseos regulares, lo que implica un compromiso con la actividad física que mejora la salud cardiovascular y el bienestar físico de sus dueños.
Reducción de la sensación de soledad: Las mascotas pueden fomentar la interacción social, ya que brindan la oportunidad de conectar con otros dueños en espacios públicos, eventos o en redes sociales, creando una red de apoyo y comunidad.
Desarrollo de rutinas: Las responsabilidades diarias de cuidar una mascota ayudan a estructurar el día, lo que proporciona propósito y estabilidad emocional, fundamentales para el bienestar.
Estimulación del sistema inmunológico: La convivencia con mascotas, especialmente en niños, promueve una exposición saludable a microbios y puede reducir la incidencia de alergias. Esto también favorece el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Salud cognitiva y emocional: Varios estudios muestran que los adultos mayores que conviven con mascotas experimentan mejores niveles de salud cognitiva, menor riesgo de depresión y mantienen una vida social más activa. Para los niños, tener una mascota fomenta el desarrollo de empatía, responsabilidad y habilidades sociales.
Sin embargo, es importante recordar que tener una mascota también implica responsabilidad. El bienestar animal depende de los cuidados adecuados, que incluyen visitas regulares al veterinario y una elección de mascota que se ajuste a las capacidades y circunstancias del dueño, como el espacio disponible o la edad de la persona. Tener en cuenta estas consideraciones asegura que tanto el dueño como el animal puedan disfrutar de una convivencia armoniosa y beneficiosa.
“Las mascotas no solo son una fuente de alegría, sino que también pueden ser una herramienta terapéutica. Sin embargo, es fundamental evaluar las necesidades del animal y las propias capacidades para garantizar que se proporcionen los cuidados necesarios”, concluye Trujillo.