Allanamientos a medios de comunicación, acuartelamiento, cierre de fronteras, desespero de declarar y declarar que los motivos del paro son mentiras, solo mentiras, movimientos ministeriales, suspensión de agenda presidencial en varios puntos y toda una serie de medidas, que particularmente no recuerdo haberlas visto antes.
A menos de que el gobierno conozca una información grave y precisa al respecto, se vería más como una paranoia y parafernalia sin precedentes.
Lo más peligroso de la movilización sale de la propia casa de Nariño y es la desaprobación del presidente Duque que ronda el 70% y el rancho ardiendo.
Llega el gobierno a enfrentar el paro con ministro de defensa descabezado y nuevo ministro perdido en asuntos militares y de seguridad nacional, como es previsible y ello no le permite actuar instantáneamente con contundencia, sino con cuidadito. De allí sale la pregunta del millón ¿Está el presidente Duque para esos cuidaditos? Pues le tocó. No hay de otra.
Si vamos a la realidad de las actuaciones presidenciales ante la movilización de protesta las marchas, no ha habido nada deslumbrante y golpe certero que calme los caldeados ánimos.
El gobierno arrancó con los cambios ministeriales, pero se quedó sin gasolina e iniciativas para seguirlo.
Si Nicolás Maduro se mete la manifestación de este jueves 21 de noviembre como se supone será, se complican las cosas y pasará cuenta de cobro a lo que terminó como un violento intento de ingreso de ayuda humanitaria, coordinada desde Colombia. Puede hasta sustentarse en que hay que ayudar al pueblo colombiano que es el que está realmente agobiado por el narcotráfico y unas políticas inequitativas y atropelladoras de Duque; diría Nicolás Maduro, de quien se puede esperar cualquier locura de palabras y acción.
Es claro que el presidente Duque está sin pueblo y cualquier motivo es suficiente para encender la llama. Un asunto que se debe tener claro es el paro y otro las marchas. considero tienen dos connotaciones diferentes.
De igual forma, si realmente el paro es un éxito, tradicionalmente el gobierno, saldrá a decir que fue un fracaso y si es un fracaso son los convocantes los que saldrán a decir que fue un éxito y no pasará de ser un paro y una marcha más.
Pero si esto se sale de madre, ay mamita linda…se puede cambiar la historia del país y no se sabe si para bien o para mal.
Por el solo alto riesgo de infiltración violenta masiva al paro, no marcharé, porque creo que hacerlo es dar espacio a la polarización del país y ante todo a un posible desenfreno.
Reitero mi apoyo al presidente Duque, sin dejar de lado recordarle que debe seguir haciendo cambios en su política, para después no tener que pedir perdón como Piñera, en Chile, porque no vio, ni se lo dijeron.
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