Durante la pandemia del año 2020, Suecia implementó una nueva estrategia medio ambiental, llamada: Economía Circular, la cual se logró gracias a una coalición entre el Gobierno, el partido del centro y los liberales. Su propósito es generar un cambio dramático en la sociedad sueca, donde el socialismo rojo-verde tenga un impacto drástico en la vida de las personas. Este modelo se basa en el reciclaje y la máxima utilización de todos los recursos, aunque detrás de esto se esconde una agenda que beneficia a unos pocos, restringe la libertad y afecta el medio ambiente.
Los inicios de la economía circular pueden encontrarse en el libro: Spaceship Earth, escrito por la economista, Bárbara Ward, y publicado en 1996. En su teoría, Ward asimila la Tierra a un sistema cerrado, como si fuera una nave espacial, donde los recursos son finitos y deben usarse y reutilizarse. Sin embargo, Spaceship Earth, también es un capítulo del libro: The Unfinished Agenda Will Finish America, publicado por la Fundación Rockefeller en el año 1977 y el cual ha sido promovido por el Club de Roma. En ese año, Walter R. Stahel, miembro de esta organización, creó el concepto de economía circular.
El Club de Roma es una logia masónica fundada en 1968, en la casa de David Rockefeller en, Bellagio, Italia. El Escuadrón Miembro de este club integra una colección de reformas grandiosas con jefes de Estados, burócratas de la ONU, políticos destacados y funcionarios gubernamentales, diplomáticos, científicos, economistas y líderes de grandes empresas. Esta logia, también reúne a miembros de las familias Rockefeller, Rothschild y Soros, junto con el político camaleónico, Anders Wijkman, y el petrolero, Maurice Strong, recientemente fallecido.
En 1972, el Club de Roma publicó el informe: Los Límites del Crecimiento, donde revela ideas de la filosofía de Maltuhs, según la cual, la población tiende a crecer más rápido que los recursos de abastecimiento. Así, las clases trabajadoras y los pobres están condenados a una vida de hambre, si no ejercen una abstinencia sexual severa.
Antes de la primera conferencia ambiental realizada en Estocolmo en 1972, Maurice Strong, en compañía de la economista, Barbara Ward, y el microbiólogo, René Dubos, preparó la exposición: Only One Earth: The Care and Maintenance of a Small Planet, en la que señalaron 152 hallazgos de supuestos expertos, con el fin de preparar la reunión anual de la ONU sobre medio ambiente, que fue presidida por el mismo Strong. Debe indicarse que el petrolero Strong fue el creador del alarmismo del “calentamiento global” y de la IPCC, grupo intergubernamental del “cambio climático”, que ha fallado en la mayoría de sus predicciones.
En el año 2016, el camaleónico, Anders Wijkman, ex miembro del Parlamento Europeo, llevó a cabo un estudio basado en modelos que predijeron esquemas positivos en el medio ambiente, la economía y el clima. Asimismo, señaló el compromiso de la Unión Europea y logró que esa organización creara el paquete de Economía Circular. Wijkman es presidente honorario del Club de Roma. También, preside el club, Circular Suecia, el cual es patrocinado por empresas como: IKEA, H&M, SCA y Coca Cola, y que es usado como fachada que les ayuda a distraer al público y a disipar la imagen que tienen como fuertes generadores de contaminación ambiental.
En el año 2017, el Foro Económico Mundial puso en marcha el programa PACE – PLATFORM FOR ACCELERATING THE CIRCULAR ECONOMY (Plataforma para acelerar la economía circular), con el director ejecutivo de Philips, Frans van Houten, y con la neosocialista británica, Ellen MacArthur, quien creó una fundación que lleva su nombre y que se encuentra asociada con las empresas: CISCO, BT Club, B&Q, Renalut y National Grid. No sobra decir que, anteriormente, en el año 2013, MacArthur había sido elegida miembro del Club de Roma.
Lo planes descritos han empezado a implementarse en Suecia, país que ha sido tomado como laboratorio que ayudará a replicar la Economía Circular a otros países. Para ser efectivo, requiere el Internet de las cosas, donde lo material puede ser supervisado en tiempo real durante el ciclo de vida. Aparentemente, esto debería conducir a un mundo sin desperdicios, ya que la ropa, los muebles, la iluminación, los electrodomésticos y los medios de transporte no serán de las personas, sino “prestados”, como lo sostiene el Foro Económico Mundial en su tesis del Gran Reinicio del 2030.