“Cuando en el curso de los acontecimientos humanos, se hace necesario para un pueblo disolver los lazos políticos que lo han vinculado a sus gobernantes y opte entre las formas de poder en la tierra, la posición igual y separada a la que las leyes de la naturaleza le dan derecho. Un justo respeto al juicio de la humanidad, exige que dicho pueblo declare los motivos que lo impulsan a rebelarse»
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables, que entre ellos se encuentra la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, que para asegurar estos derechos se instituyen gobiernos entre los hombres, los cuales derivan su poder legítimo del consentimiento de los gobernados, que el pueblo tiene el derecho de cambiar y abolir cualquier forma de Gobierno que tienda a destruir estos propósitos, y de instituir un nuevo Gobierno, fundado en estos principios, y de organizar sus poderes en tal forma que la realización de su seguridad y felicidad sean más viables.
La prudencia ciertamente aconsejará que Gobiernos establecidos por bastante tiempo no sean cambiados por causas triviales y efímeras y como toda experiencia lo ha demostrado, la humanidad está más dispuesta al sufrimiento mientras el mal sea soportable, que el derecho propio de abolir las formas a las que se ha acostumbrado. Pero cuando una larga sucesión de abusos y usurpaciones, todas ellas encaminadas de manera invariable hacia el mismo objetivo, revelan la intención de someter a dicho Pueblo al absoluto despotismo. Es su derecho, es su deber, derrocar a tal Gobierno y nombrar a nuevos guardianes de su futura seguridad.
Tal ha sido el paciente sufrimiento de esta Colombia y tal es hoy la necesidad que la obliga a modificar sus anteriores sistemas de gobierno. La crónica de los gobiernos de Colombia, es una crónica de repetidas injurias y usurpaciones. Todas ellas dirigidas al establecimiento de una tiranía absoluta sobre su pueblo. Para probar esto, expongamos los hechos a una comunidad Internacional sincera.
Se le ha negado la prosperidad al pueblo Colombiano, ahora, uno de los pueblos más desiguales de las Américas, a pesar de su riqueza natural. Y, la historia, independiente de la orientación con la que se interpreta, no puede llegar a otra conclusión que, directa o indirectamente, sus gobernantes contribuyen a teñir de sangre su próspero suelo.
Si llegó en la lectura hasta la palabra suelo, y está irritado por la retórica izquierdosa; calma, respire profundo. Si cruzó por su mente una oratoria mamerta, no me insulte; bueno, a la hora de la verdad, puede hacerlo.
En contraposición, si continuó en la lectura y cree que lo escrito hasta la palabra suelo, es magnífico, compatible con las ideas más avanzadas y en línea con los pensamientos del camarada Marx. Tranquilo, no se excite. Y, antes de hablar maravillas de quien escribe, aguarde.
Estoy cansado de la desinformación, y al escuchar algún comentarista, de esos que parecen tener acciones en el canal de televisión donde comentan, con cara de profesor universitario, decir que las protestas contra los impuestos es un derrotero, ya conocido, de la izquierda para desestabilizar gobiernos. Ahora, Si cambio de Canal, un poco más al sur, me salen con el cuento que revelarse- forma intensa de protestar- hace parte de la sabiduría que la izquierda ha pregonado.
Las verdades no pertenecen a la izquierda, a la derecha o al centro. Lo que usted leyó entre comillas, es la “Declaración de Independencia de los Estados Unidos De Norteamérica” No fue escrito por izquierdosos mamertos, ni por derechistas a ultranza. Por la Nación que es la guía para el mundo democrático. Esta declaración es la base de la Constitución Norte Americana, la Constitución Faro para la mayoría de las Naciones, la Constitución más estudiada e imitada.
Simplemente, donde leí , estas Colonias, escribí: Colombia, y en la exposición de hechos, cambié la palabra Mundo, por comunidad internacional. En la exposición de motivos, fue fácil. Si crees que Colombia no es uno de los países más desiguales y que en su suelo no ha corrido sangre en demasía, no desgaste sus neuronas leyendo estas pendejadas.
Es un ejercicio para que reflexionemos sobre cuánto de lo que pensamos e interpretamos al leer, escuchar y ver noticias, comentarios y opiniones, no es libre de sesgos, está condicionada e impuesta por preconceptos nuestros y por ello perdemos el norte de las verdades básicas por tratar de etiquetarlas: a la derecha o a la izquierda.
Para lograr un pensamiento analítico, es necesario buscar las confluencias de las diferentes vertientes, la verdad básica que cada visión desde ángulos diferentes arrastra.
Cuáles son esas verdades comunes a la derecha a la izquierda y al centro: “Todos concuerdan que hay errores en la forma de Gobernar y de Gobierno”. Entonces, seguimos en una pelea de izquierda contra derecha en la que ninguna tiene la verdad emancipadora o modificamos el rumbo de nuestro pueblo para buscar su felicidad. Usted decide.