¿Qué habrá pasado con los noticieros que dejaron de informarnos sobre Venezuela? ya me había encariñado con las venezolanas que pasaban por detrás del respetable reportero que nos informaba, como primicia, lo que la semana pasada otro colega había informado.
Nunca, pero nunca, saque conclusiones apresuradas. Intentemos lanzar todas las hipótesis posibles que nos conduzcan a encontrar la razón o razones por las que los noticieros ya no bombardean la audiencia con noticias de Venezuela.
Primera hipótesis: las cosas mejoraron en la Pequeña Venecia, como la bautizó en sus mapas Américo Vespucio. Dejemos que eso vaya madurando en cada lector. Ahora bien, se desprenden dos razones de esta hipótesis; si la situación mejoró, sucede que las buenas noticias no atraen audiencia como las malas, no les interesa a los noticieros. La segunda, que no mejoraron pero se dejó de informar.
Alguien podría explicar que la situación en Venezuela no ha mejorado y debido a que la nuestra es peor, se dejó de informar sobre ésta República Bolivariana.
Cómo me gustaría saber qué informan los noticieros Venezolanos sobre Colombia y si lo hacen de la misma forma que lo hacían los nuestros, en una cantaleta al desayuno, almuerzo y cena.
No perdamos el hilo; si aquí la situación es peor que la de Venezuela, razón para no informar nada sobre la Arabia latinoamericana , la pregunta es: ¿Qué pasó con el millón de venezolanos que nos dicen viven en Colombia? .
¿Será que en Colombia las cosas están tan caóticas que los venezolanos, quienes de lunes a domingo aparecían en los noticieros como ladrones, prostitutas, matones, desaparecieron?. ¿Se esfumaron por obra y gracia, en este caso, del diablo?
Un amigo me dice que los venezolanos se compadecieron de nosotros y ahora están ofreciendo clases de robos humanitarios a los atracadores colombianos. Era impresionante la retahíla de los noticieros con Venezuela.
Dejaré lo que alguien puede pensar que es ironía, que por cierto no lo es; la ironía es presentar un hecho con doble sentido. Y, puede que lo escrito hasta ahora se lea como ironía, aunque no hay doble sentido; nos manipulaban .
Y, debido a que somos tan ciegos a la realidad y que detestamos reconocer que fuimos y somos manipulados, el inconsciente de cada uno salta como un tigre acosado ante esta verdad y hace que varios de nosotros digamos: ¡No! ; si, claro, a mi no me manipularon ¡Eso era evidente! ; los noticieros enredaron al populacho, a mi no; oye, espera, creo que ya va a empezar el noticiero de las 7; seguimos la charla después.
Somos como aquel bolero: miénteme más que me hace tu maldad feliz, o el país del Santo Cachón; nos meten mentiras y seguimos como si nada.
No es posible negar, o por lo menos no sospechar, la existencia de un concierto de los noticieros y un objetivo, más allá de informar, con ese permanente goteo sobre la pésima situación en la hermana patria de Miranda.
Estas tres últimas semanas me gustaría que los colombianos se fijaran en la “segunda operación estilo Venezuela” de algunos noticieros.
Noticias sobre jóvenes emprendedores, jóvenes que por algún proyecto iniciaron sus negocios o entraron a trabajar en algún programa de empresas que contratan jóvenes. Cuando asistan en algún noticiero estas noticias de jóvenes y sus nuevas oportunidades, les apuesto que si cambian, inmediatamente, al canal contiguo, en aquel noticiero habrá un reportaje sobre jóvenes; y me atrevo a apostar, con cualquiera de los que lean esta columna, que así sucederá.
Jóvenes que van a ir a la Cámara, al Senado y no se a dónde más. Y no faltará la propuesta de la creación del Ministerio de la Juventud
Veremos; me atrevo a vaticinar reportajes todos los días sobre jóvenes. No quiero que se sienta usted manipulado; para ello le pido se fije, cuando entrevisten a los jóvenes de algún programa de emprendedores, lo que hay detrás de ellos; observe la sala del fondo o detalle la ropa de ese joven; observen los cuadros en las paredes; les aseguro que no verán jóvenes ñeros; a no ser que algún director de noticiero me lea, un poco pretencioso de mi parte, y entrevisten a un ñerito que, auspiciado por algún “duquiano” programa de gobierno, abrió una empresa o se fue a estudiar al exterior.
Si los jóvenes caen en esta maquiavélica estrategia de “Quieta Margarita”, a lo culebrero antioqueño, para hipnotizar al público, comprobaré la teoría de mi abuelo: la juventud no es tener los años mozos, si no la astucia vieja, para no ser envejecidos.
Espero que algunos noticieros no envejezcan y adormezcan a los colombianos; ahora que no se puede hablar de los venezolanos.



