La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente, y hasta más… la sabiduría de esta frase que una vez encontré en un portavaso reside, no en el eco de sus palabras, sino en la interiorización de su significado, no respecto a lo textual, sino respecto a la gratitud como actitud de vida. Hemos navegado por un mar complejo durante más de año y medio, días aciagos, pero cargados de lecciones, tenemos que abrir los ojos para verlas.
Que privilegio escribir estas líneas desde la sana distancia, de mi amada y convulsionada Colombia, no es que el mundo sea mejor que mi patria, pero la distancia marca una diferencia enorme cuando las relaciones se vuelven toxicas; estoy seguro de que a todos nos ha pasado, de un lado o del otro. Lo único que no podemos permitirnos, como lo afirma el talentoso cantante mexicano Carlos Rivera, es que nadie nos diga que no. Eso sí, sin olvidar hasta donde llegan nuestros derechos, porque todos tenemos que caber en la misma casa.
No podemos mejorar las condiciones de los mas vulnerables, acabando con las instituciones, no podemos avanzar devolviendo a quienes han avanzado más que nosotros, por el contrario, esos que van tomando la delantera en el área que sea, nos tienen que inspirar para lograr nuestro propósito, es allí donde vamos a encontrar la plenitud. Si miramos el patio ajeno, y la casa ajena, lo mas seguro es que siempre veremos la nuestra coja, y eso no tiene ningún sentido.
Apalancarnos los unos a los otros sin envidia, con entendimiento de las diferencias, es lo que puede hacernos grandes, ya sabemos que la política tiene matices, por eso no debemos sentirnos dueños de la verdad, los estrados para ello no pueden ser reemplazados por disputas en la sociedad civil, esos que revuelven ríos humanos, dividen familias, amigos, e incluso proyectos, hacen todo lo contrario a lo que por altura están llamados. Abramos los ojos y no permitamos que triunfe su egoísmo.
Es increíble que, contra tanta campaña de desprestigio, la vacunación siga avanzando como lo ha venido haciendo, está bien que muchos vean que va tarde, pero lo que si no podemos negar es que ya muestra señales con datos científicos, sobre su importancia y valor. Claro ejemplo de que, al unir las fuerzas de científicos, políticos y sociedad, podemos transformar el rumbo de nuestra historia, ya no estamos en la era de la alharaca, no nos dejemos confundir. Nadie merece que perdamos nuestra paz.
Vamos por un mejor mañana, intentemos que sea desde el consenso y no desde la polarización. Un hueco no tapa otro hueco, lo tapa la voluntad de trabajar en equipo, no es victimizando a los “afortunados”, por sus logros, ni repartiendo lo que han logrado que vamos a superar las diferencias, es demostrando nuestro talante como seres únicos capaces de transformar la adversidad en oportunidad como muchos de ellos lo hicieron. Basta ya de bochinches y pongamos nuestra energía en sembrar esperanza y en trabajar por lo que soñamos, que, si cada uno transforma su realidad, estoy seguro de que lograremos convertimos en una sociedad más equilibrada y armoniosa.
Obviamente tenemos que ser veedores de la delincuencia, la corrupción y todos los demonios que como sociedad nos agobian, pero en las urnas la batalla es más bonita que sembrando enemistad entre hermanos. No dejemos nuestra vida a la deriva, tomemos el timón hacia el puerto de la esperanza, que es el mayor aporte que podemos darnos como sociedad hacia la transformación. Suena utópico, pero dudo que sea imposible, muchos han demostrado que se puede.