Todos los años, el 12 de octubre se plantea en el mundo hispánico un gran debate, y la sociedad queda claramente dividida entre aquellos que celebran este día con orgullo, y los que afirman que no hay nada que celebrar. Lo que a simple vista puede parecer un simple conflicto basado en ideologías políticas opuestas, tiene en realidad un trasfondo mucho más amplio que trasciende a otros países y culturas.
El Día de la Hispanidad se celebra en la misma fecha en la que Cristóbal Colón descubrió América, bajo el argumento de que este hecho produjo el primer contacto entre dos mundos. No obstante, muchos sectores sociales están en desacuerdo con relacionar la fiesta nacional española con esta fecha. Esto se debe a que lo que la historia siempre nos ha descrito como una unión de culturas que fue beneficiosa para ambos, implicó una fuerte violencia al imponer costumbres, cultura, religión y idioma a los indígenas, además de haber esclavizado, humillado y asesinado a miles de nativos.
En América Latina, algunos gobiernos han introducido cambios con los que han dejado claro que la fecha no es motivo de homenaje a los colonizadores, sino la oportunidad de reivindicar a los pueblos indígenas y su lucha por reivindicar sus derechos, riquezas y territorios. A “descolonizar” las narrativas que silencian las voces indígenas, apuntan las autoridades de algunos países de la región.
Actualmente con el nombre de Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana, se busca promover desde distintos organismos una reflexión permanente acerca de la historia y encaminar hacia el dialogo para una diversidad cultural, como también allí están en pie la promoción de los Derechos Humanos de nuestros pueblos originarios, como lo marca la Constitución Nacional en su articulado sobre la igualdad de las personas, dándole la garantía del respeto a la identidad y el derecho a su libre expresión.
No deja de llamar la atención las manifestaciones de odio y resentimientos ancestrales que hoy persisten por los graves acontecimientos a que fueron subyugados los pueblos indígenas en las disputas territoriales entre españoles y portugueses.
Los libros de Historia han ido cambiando la realidad de los hechos, acercándolos a la verdad histórica. No sabemos lo que habría pasado si las embarcaciones en 1492 no hubieron llegado a este hermoso continente. En 1992 cuando se celebraron los 500 años de evangelización, entre tantos actos simbólicos, también hubo pedidos de perdón por atrocidades cometidos por el poder eclesial de entonces Pero me pregunto ¿aún sirven esos odios y resentimientos en una época en que todas las culturas del mundo están comunicadas unas con otras?
Ya todos los países conquistaron justamente su independencia, cada país desde entonces es autónomo para legislar y para administrar sus recursos y riquezas. No es seguramente culpa de Cristóbal Colon la actual pobreza en que están sumergidos millones de latino americanos. No es ciertamente culpa de los conquistadores que tantos pueblos indígenas no les seas reconocidos hoy sus derechos. No es claramente culpa de los colonizadores los actuales altos índices de hambre, desempleo, estratificación social, inflación y otras problemáticas sociales de este hermoso continente.
Los resentimientos y odios en la relación entre pueblos y culturas son un retroceso. Sin dejar de reconocer las atrocidades históricas es hora de avanzar en la reconciliación y dejarnos de odios y resentimientos ancestrales.