El presidente Gustavo Petro Urrego tiene un ideal de país en su cabeza que no sabe cómo materializarlo, porque una cosa es el micrófono para criticar, incluso gobernar Bogotá – donde no cumplió sus objetivos – y otra es Colombia entera. Un país lleno de desigualdad, así como de cocaína y le colocan la cereza al helado, que es la mente mafiosoide de muchísimos colombianos con su obsesión por lo fácil y ostentoso.
Un país donde cada mandatario local y grandes puestos de la nación, lo ven como una «oportunidad» colosal pero personal, para afianzar o mejorar su estatus incluido el económico y de hecho lo hacen, lo poco que logren hacer a la comunidad -que es la que menos cuenta- se lo deben agradecer como una limosna otorgada y no como el cumplimiento de un deber de servidor público, que quien lo ejerza es eso, un servidor y no un patrón. Así es difícil avanzar, rayando en lo imposible.
Si me preguntan que si Petro tiene buenas intenciones con Colombia, no dudo en responder que SI, con mayúsculas. Buenas intenciones en lo que él considera es bueno para el país, dejando claro que el hecho que él lo considere, no es sinónimo que lo sea.
Por lo que dice en sus discursos, las reformas como la de la salud están colmadas de buenas intenciones, e implican una confrontación personal contra poderosos que han manejado el lucrativo negocio desde su creación, llenándose desproporcionadamente – no en las justas de Turbay Ayala-los bolsillos particulares, con lo público.
Un pueblo que antes no tenía nada, cuando le «regalan» una resonancia magnética, se siente tan «agradecido» con su «benefactor», que no logra entender que el dueño es él y solo se lo han arrebatado, amén que no lo tratan administrativamente con respeto, sino por el contrario, le corresponde mendigar lo que por derecho propio es suyo.
De allí que estoy de acuerdo con que acaben a las monstruosas EPS, corruptas y que impiden la oportunidad- de que el paciente, no el » mendigador» que es el trato recibido, porque ni siquiera el de cliente, que por principio comercial a un cliente se le trata bien- de un servicio con altísima calidad y oportuno. No, eso no pasa. Todo es una rogadera humillante y de agradecer eternamente.
Mientras, los exhorbitantes robos, maquillados de ganancias, van a parar a propiedades particulares y hasta a paraísos fiscales, no dándose la rotación de inversión de lo público en lo público, porque la estupidez mental histórica, sentenció a conveniencia que lo público no funciona. Y es cierto, no funciona porque se colocan los que sirven para que no funcione y se roben hasta el suspiro que se exhiben después en grandes mansiones aplaudidas por la celestina sociedad. Luchar contra eso no es fácil, con el agravante que aparentemente el único del círculo de poder del presidente Petro, que está interesado en luchar contra eso para lograr su país «ideal» es Petro. Los demás están por lo suyo. Ahí alcanza uno hasta a decir ¡Pobre hombre!
Petro, decepcionantemente, parece que reculó con las EPS. El querer el país «ideal», no lo eleva a la categoría de santo, porque de que está cargado de pecados, lo está.
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Yo si creo lo que dijo el ex vicepresidente Francisco Santos, recién posesionado Petro, «hay que apoyarlo en concretar las buenas intenciones del Presidente, aquellas que una vez sacadas del humo romántico sean para el bien del país». Llegó a tal punto el compromiso de Francisco Santos con Colombia, que se puso a la orden. Lo cual por supuesto no ha sido utilizado.
Son muchas las reformas que se requieren; Petro las tiene en su cabeza, aún cuando seis meses no son parámetro de evaluación de nada, pero cuando una ministra dice, «los responsables del hueco fiscal en salud, son los médicos» ante lo contundente de lo dicho, no hay excusa válida de que la sacaron de contexto, entonces la frustración que se sufre es grande, se quitan las ganas de todo, apareciendo el duendecillo ¿será que Petro pasará a la historia como el incomprendido, cargado de buenas intenciones, que se quedó en buenas intenciones y no hizo un … ? Amanecerá y veremos, dijo el ciego.
Coletilla: Katiana Aguirre, interesante e inteligente diputada de Sucre, que el departamento no se puede dar el lujo de perder. Brilla con luz propia.
Coletilla: voy a seguir la opinión del amigo médico Gabriel Olimpo Espinosa Oliver, quien solicitó hiciera una columna de lo bueno que ha hecho el gobernador de Sucre Héctor Olimpo. Lo haré, claro no respondo que solo salga el título y el autor…pero bueno, lo intentaré.