Ayer recordaba con nostalgia los nombres de algunos periodistas que llevaban el oficio en la sangre, apasionados y románticos, con un profundo sentido de pertenencia. Lamentablemente, la mayoría ya no está en este agitado mundo terrenal: Lelis Movilla, Miguel Salcedo Vergara, Alejandro Mieles Trespalacios y Laureano Romero Coley, quien, a diferencia de los anteriores, aún nos acompaña y se convirtió en un destacado abogado.
En aquellos tiempos, la camaradería y el aprecio mutuo entre colegas eran palpables. Hoy, ese legado parece desvanecerse poco a poco. Se ha ido diluyendo la magia que nos unía, la misma que nos impulsaba a reunirnos en el Parque Santander o en el desaparecido Racam. ¡Qué tiempos aquellos!
En mi divagación casi olvido mencionar al aguerrido Gabriel Narváez y al eterno presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Sucre, una institución que hoy parece naufragar en los mares de la desesperanza, al borde del abandono total. ¿En qué momento olvidamos nuestro compromiso?
Nos hemos alejado de nuestra misión, de nuestra responsabilidad con la sociedad y con nosotros mismos. Tal vez no supimos enfrentar las dificultades de estos tiempos, donde el periodista no solo informa, sino que debe ser locutor, comerciante—porque sobrevive vendiendo publicidad—e incluso pagar para poder ejercer su labor y servir a la comunidad.
Este 9 de febrero, Día del Periodista en Colombia, la precariedad del gremio quedó en evidencia. No hay iniciativas, no hay liderazgo. En tiempos pasados, el Colegio Nacional de Periodistas nos integraba y celebrábamos nuestro día con orgullo, con una masiva participación de colegas. Organizábamos conferencias, encuentros y capacitaciones. Recuerdo cuando el colega Manuel Morón logró un convenio con el SENA para formarnos en las entonces emergentes nuevas tecnologías.
Hoy, Sincelejo, capital del departamento de Sucre, parece haber perdido esa unión, mientras que en Corozal, la segunda ciudad del departamento, los periodistas se mantienen organizados y fortalecidos, con una estructura que rivaliza—e incluso supera—la que en su momento tuvo Sincelejo.
Aún estamos a tiempo de recuperar el camino. Podemos convocar una gran asamblea y hablar sobre el “Periodismo en tiempos de crisis”. Ojalá este llamado llegue a los oídos del presidente del Colegio Nacional de Periodistas, el colega Manuel Morón Arrieta. Es hora de reconstruir lo que alguna vez nos hizo grandes.