Macondo existe. No está solo en las páginas de Gabriel García Márquez, sino en la calidez de un barrio de Magangué, Bolívar, donde hoy, por primera vez, más de 100 familias pueden decir con orgullo: “Esta casa es mía”.
Con la entrega de 111 títulos de propiedad, el gobernador de Bolívar, Yamil Arana Padauí, convirtió este sector popular en un símbolo de transformación social y justicia territorial. “Queremos que Bolívar sea una tierra de propietarios”, proclamó Arana ante una comunidad que lleva más de 25 años esperando este momento.
A través del programa Tierra de Propietarios, la Gobernación regulariza los predios que por décadas han sido ocupados por familias trabajadoras, pero que carecían de respaldo legal. “Con una escritura no solo se gana seguridad jurídica, se accede al crédito, se abren puertas y se construye dignidad”, afirmó el mandatario.
La legalización de estos predios no solo representa un cambio en la vida de sus habitantes, sino que permite a la administración departamental actualizar su inventario de bienes y avanzar en medidas fiscales y de ordenamiento territorial. Muchos de estos terrenos tenían medidas cautelares por cobros coactivos. Hoy, tienen dueño.
La secretaria de Planeación, Susana Puerta, señaló que este es el proceso más ambicioso de titulación en la historia reciente del departamento: “La meta del Plan de Desarrollo era entregar 1.000 títulos en cuatro años. Ya la superamos antes de mitad de gobierno”.
Pero las buenas noticias no pararon allí. El gobernador Arana también anunció la construcción de una cancha múltiple para fútbol, baloncesto y voleibol con el programa Compi, que beneficiará a niños y jóvenes del sector. “Queremos que el deporte también sea parte del legado de Macondo”, dijo.
José Cortés, uno de los beneficiarios, no escondía su emoción: “Tú sabes lo que es decir que esta casa es mía después de casi tres décadas. Es un sueño hecho realidad”.
Edith Acosta, con lágrimas en los ojos, destacó que es la primera vez que un gobernador visita su barrio. “No venía a prometer, venía a entregar. Esta escritura es la herencia para mis hijas”.
Y Tomasa Correa, viuda y luchadora, sentenció: “Hoy me siento tranquila. Mi ranchito ya es mío. Gracias a Dios y al Gobernador por este regalo”.
Con acciones como esta, Yamil Arana fortalece su imagen como un gobernante que no se queda en los despachos. Camina los barrios, escucha a la gente y entrega resultados palpables. La titulación masiva no es solo una política pública: es una apuesta por el arraigo, la dignidad y el derecho a pertenecer.