La enseñanza de las emociones en el contexto familiar y la importancia de una buena educación emocional, son aspectos muy significativos para un buen desarrollo personal, teniendo en cuenta que influye en nuestra salud y bienestar emocional.
Actualmente los niños son sobrestimulados dándoles cosas que piden sin merecer y que los padres con tal de “no tener que escucharlos” o evitar que tengan un berrinche “para que se calme” se los dan; es decir, los niños se salen con la suya y de esta forma los padres evitan las rabietas, pero no están educando o estableciendo normas, ni enseñando a controlar los deseos o voluntades del niño, y esto es vital para desarrollar la inteligencia emocional en ellos.
Es por eso que la enseñanza de la inteligencia emocional en el contexto familiar, contribuye al desarrollo de un desempeño exitoso en la vida. Primero, se requiere que los padres y los niños aprendan a reconocer sus sentimientos y saber ponerles nombre, y después que sepan gestionar el manejo de los mismos identificando las manera de reaccionar de mayor adaptabilidad.
Conocer y gestionar las emociones es una tarea diaria, es un pilar clave para poder generar salud emocional en nuestros hijos y en la familia, proporcionándoles a todos los miembros que la conforman un soporte emocional estable y seguro.
El mayor regalo de los padres es el ejemplo y si tú manejas mejor tus sentimientos; tus hijos también lo harán. Además, que los padres estén formados en aspectos emocionales hace que puedan enseñar a sus hijos a saber qué les pasa en ciertos momentos, a controlarse cuando les haga falta, a transmitirles que dependiendo de las emociones que tenemos actuamos de una forma u otra, y ellas dirigen nuestras actuaciones que bien encaminadas favorecen el bienestar emocional.