Superar la muerte de alguien cercano es especialmente complicado si es por suicidio. La palabra duelo no sólo se refiere al dolor por la muerte de un ser querido, sino también a una situación de pérdida como puede ser un divorcio, un despido o la pérdida de un miembro del cuerpo tras un accidente.
El dolor es una experiencia universal que todos los seres humanos atravesamos en distintos momentos y situaciones. Afronta el duelo por la muerte de un ser querido no es tarea fácil. En el caso del duelo por suicido el dolor se vuelve aún más intenso porque va unido a sentimientos de culpa e impotencia. La muerte intencionada de un ser querido deja a familiares y amigos muy confundidos y con un alto grado de angustia.
El suicidio está marcado por el estigma. Muchas personas lo ven como vergonzoso o pecaminoso, otros lo consideran como “una elección” y culpan a la familia. En muchas ocasiones no saben cómo apoyar a los supervivientes y simplemente evitan la situación por ignorancia. Cualquiera que sea la razón, es importante tener en cuenta que el suicidio y el dolor subyacente son procesos complejos.
Cuando una persona se suicida, se ven directamente afectados los familiares directos que conviven con la persona, el resto de la familia, vecinos, amigos, compañeros de estudio y / o compañeros de trabajo.
El discurso de muchos pacientes que han intentado suicidarse, evidencian que el objetivo principal de un suicidio no es acabar con la vida, sino con el sufrimiento. Las personas con ideación suicida están luchando contra una agonía emocional que convierte la vida en inaceptable. La mayoría de las personas que mueren por suicidio tienen una depresión que es un trastorno el cual reduce su capacidad de resolver problemas y esto es una condición clínica.
La elaboración del duelo implica una serie de procesos que, comenzando con la pérdida, terminan con la aceptación de la realidad, la reorientación de la actividad mental y la recomposición del mundo interno. Los familiares y amigos de las personas que han fallecido por suicidio, son propensos a sentir un gran desconsuelo y aturdimiento. A menudo se preguntan: “¿Por qué pasó esto? ¿Cómo no lo vi venir?”
Sienten una abrumadora culpabilidad sobre lo que deberían haber hecho de más o de menos. Tienen pensamientos recurrentes que les asaltan casi a diario. A menudo sienten culpa, y corresponsables de ello. Muchos también experimentan ira y rabia hacia su ser querido por el abandono o el rechazo, o decepción al pensar que no eran suficientemente amados como para mantener sus deseos de vivir.
Estas suposiciones erróneas pueden durar mucho tiempo si no se afrontan de la forma adecuada. Muchos luchan durante años tratando de encontrar respuestas o entender un suceso que en muchos casos resulta incomprensible.
Por otro lado, la sociedad todavía ejerce un papel dañino al crear un estigma alrededor de la muerte por suicidio que hace que los supervivientes se sientan excluidos. Los supervivientes de seres queridos que han muerto de la enfermedad terminal, accidente, vejez u otros tipos de muerte suelen recibir simpatía y compasión. Nunca se culpa a un miembro de la familia por el cáncer o el Alzheimer, pero la sociedad sigue proyectando una sombra sobre el suicidio.
Los supervivientes de la pérdida de suicidio no sólo experimentan estos aspectos de duelo complicado, sino que también son propensos a desarrollar síntomas de la depresión y trastorno de estrés post-traumático. La tristeza indescriptible sobre el suicidio se convierte en un círculo sin fin de desconcierto, dolor, escenas retrospectivas y una necesidad de adormecer la angustia.
Para ayudar a un superviviente de la pérdida de suicidio, hay muchas cosas que puedes hacer. Además de acompañarle en su dolor (duelo) puedes ayudarle a librarse del estigma creado por la sociedad.
Pregunta si le puedes ayudar y cómo. En el caso de que no estén dispuestos a aceptar ayuda, con este gesto demuestras que estás allí accesible para ellos. Evita el distanciamiento para que sepa que puede hablar contigo en el momento que lo necesite.
Sé paciente. No establezcas un límite de tiempo para la pena del superviviente. El duelo complicado puede tomar años. Anímale a compartir historias y expresar sus pensamientos. La repetición puede ser un factor clave en la recuperación.
Escucha. Sé un oyente compasivo. El mejor regalo que le puede dar a un ser querido que ha sobrevivido a una pérdida de suicidio es tu tiempo, tranquilidad y afecto.
Aceptación. Asume que necesitan expresar sus sentimientos, a veces con el silencio y otras veces con tristeza o ira. No tengas miedo de hablar sobre el suicidio. Puedes, expresar tus sentimientos de tristeza y nombrar a la persona amada. Los que han perdido a alguien por suicidio sienten un gran dolor, y realmente necesitan tu empatía, compasión y comprensión
También puedes ayudarte a ti mismo si has sufrido una pérdida por suicidio, de las primeras en la lista es aprender a asumir la realidad y entender que tú no eres responsable del suicidio de tu ser querido.
No pongas límites al dolor. El periodo de duelo requiere su tiempo. Necesitas atravesar las diferentes fases hasta aceptar la realidad.
Planifica el futuro. Cuando estés preparado, organiza con ayuda de tu familia los días de celebraciones familiares, cumpleaños y Navidad. Entender que estos momentos se vivirán con tristeza y buscar lazos de apoyo y refuerzo para minimizar las reacciones de tristeza intensa.
Haz conexiones. Considera unirte a un grupo de apoyo diseñado específicamente para los supervivientes de la pérdida de suicidio. El medio ambiente puede proporcionar un entorno de curacióny de apoyo mutuo.
Busca ayuda profesional si lo necesitas. Recuerda que estás atravesando una de las situaciones más difíciles y dolorosas de la viday puedes necesitar terapia para no alargar innecesariamente las fases