Alcalde, garantícele el Mínimo Vital de Subsistencia a los informales.
Es muy fácil para una OPS del Despacho de la Alcaldía que se gana 7 millones de pesos mensuales, decir a un ciudadano del común, cumpla el toque de queda, quédese viendo televisión y no salga a la calle; y así lo ha ordenado el Distrito; en su última medida de prevención, como consecuencia de su irresponsabilidad de haber dejado ingresar al buque turístico que nos trajo la primera contagiada; buque que ningún otro puerto quiso recibir y que Dios sabrá por influencia de que intereses oscuros lo habrán dejado entrar.
Es decir, ahora estamos pagando los platos rotos por las continuas ineficiencias administrativas; y todavía nos falta la segunda cuota de pago, pues hay que esperar la llegada del crucero Monarch de la naviera española Pullmantur,; mientras a muchas casas de los estratos bajos no llega el tren y si llega, llega una sola vez al día.
Con esto no quiero decir que estoy en contra de las sanas medidas que haya que tomar para evitar el contagio, no, eso es una responsabilidad que tenemos todos; sin embargo, es necesario comentar que las medidas no pueden emitirse de manera caprichosa e inconsciente al pueblo como se ha hecho; no, las medidas tienen que ser coherentes e ir revestidas de contenido social; y previo a su decreto debe medirse y analizarse el impacto económico que generaran.
Las cifras del DANE para Cartagena, señalan que casi 200 mil personas, de las 428 mil que están ocupadas, hacen parte los llamados ‘Trabajadores por cuenta propia’, lo que representan casi el 47% del total de los empleados de todo el Corralito de Piedra.
Esto nos lleva a que las casi 200 mil personas que derivan su sustento del día a día, de lo que trabajan y logran reunir en cada jornada; que todos los días tienen el calvario de pagar el pagadiario; no pueden sencillamente por voluntad del mandatario encerrarse a ver películas y decirle al gota gota venga mañana, dado que necesitan salir a ganarse los pesos con que proveer los alimentos para su familia; y si como se está haciendo, al prohibir el parrillero de día y toque de queda nocturno, se le cierran las opciones a estas personas, llevándolas a la inamovilidad absoluta, como comerán?.
Ese tipo de medidas lo que generan es la desobediencia social, pues ante la necesidad, el mototaxista, el informal, y ver a su hijo llorando por hambre, saldrá a la calle a intentar ganar unos pesos, para darle la subsistencia a su familia; y esa herejía de supervivencia no hay decreto que la aguante.
El Distrito no ha analizado cuál es el impacto de las medidas que ha adoptado en los miles de trabajadores que derivan su sustento día a día; ni les ha diseñado una acción para mitigar los efectos del arraigo domiciliario al que se les somete; ni tampoco ha establecido una línea no de incentivos, pero si de ayuda humanitaria para aquellos que desea que se queden guardados en una casa adonde no hay Televisión, Cable ni una nevera aprovisionada con una alacena llena, que les de la tranquilidad de cumplir el toque de queda.
Hay ya una crisis social por la inamovilidad que no se puede desconocer ni ocultar; y que es una bomba de tiempo social que se está calentando, por culpa de las medidas restrictivas sin previo análisis socioeconómico de su impacto. ¿Sabe Ud. cuánto cuesta en términos macroeconómicos una sola hora de movilidad de esta ciudad? ¿Cuánto mueve? Y cuanto se deja de mover.
No hacerlo, generará como resultado el no cumplimiento de las medidas de aislamiento social por ese sector poblacional, y mayor riesgo para los demás ciudadanos. La ciudad le puede explotar en las manos. Hay que decretar también medidas humanitarias, que hasta ahora no se ha dictado ni una sola.
Ya se decretó, la calamidad pública, ya tiene las herramientas legales en la mano, hay que usarlas, llego el momento de comenzar a gobernar con juicio; ordene la entrega de un mínimo vital o ayuda económica para estas personas ya; que usted tiene el presupuesto, lo que le falta son las ganas.