Hay personas que, por su talante artístico, intelectual o espiritual, inmortalizaron su modo de actuar, sus obras, sus canciones, sus pensamientos, sus creaciones u otros. ¿Quién no se ha deleitado con las canciones de un compositor conocido que marcaron una época, o con una obra literaria, una poesía, o entonces la contemplación de una escultura y de una obra de arte?
Con la beatificación del joven Carlo Acutis, queda inmortalizado su talante espiritual, la incorruptibilidad de su fe, su pasión por vivir los valores del evangelio, su amor a la eucaristía, y sus pensamientos y reflexiones serán recordados eternamente, al contrario de Epa Colombia, Bad Bunny y otros semejantes, que por motivos contrarios, nadie debería prestarles mucha atención, porque no aportan nada de interesante a la sociedad, a la cultura, a la educación, al arte y a los jóvenes en general. En una sociedad cuyos varios estereotipos seguidos por millones de jóvenes generan en ellos actitudes e influencias anárquicas sin valores, Carlo Cutis es el tipo influencers que realmente generan cambios en el mundo, en la sociedad y que los jóvenes deberían colocar su mirada como ejemplo a seguir.
La semana pasada las páginas sociales y noticieros destacaron la Beatificación del joven Carlo Acutis, viralizando su vida y sus pensamientos. Natural de Milán, falleció de leucemia en el año 2006 y el pasado 10 de octubre fue beatificado en Asís. No quiero hablar de la incorruptibilidad de su cuerpo, pero destacar algunas características en contraste a lo que nos propone el mundo y la sociedad a la juventud actual. Como dijo nuestro hermano Lineros, “lo más importante no es la incorruptibilidad del cuerpo, pero la incorruptibilidad de la fe”.
Dios ha regalado al mundo un santo adolescente, pegado al ordenador, con zapatillas Nike, pantalones vaqueros, sudadera o brackets en los dientes, que le encantaba los deportes. Un joven del que tenemos imágenes actuando en los festivales del colegio o que hizo lo que pudo en el bachillerato hasta que le sorprendió la leucemia que acabaría con su vida. En la parroquia de Santa María Secreta de Milán diseñó la página web acudía todos los días a la misa, dedicando siempre al final un rato para la adoración eucarística.
Carlo Acutis, decía que la Eucaristía era “mi autopista hacia el Cielo”. Este sacramento y su devoción mariana le enseñó a ver más allá del horizonte terrenal. Decía: “Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”.
Al final de su corta vida expresaba con serenidad y convicción: “Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”.
Le encantaba jugar al fútbol, los videojuegos, la Nutella y los helados. Dedicó buena parte de su vida al catecismo virtual y a la creación de redes cibernéticas para poner en contacto a más de 10.000 parroquias. En una de las recomendaciones a su generación decía: «¡Todos los hombres nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias, no dejes que eso te pase a ti!». Un ejemplo de nuestros días para quienes desean cambiar el mundo a través de las redes o a través del ofrecimiento cotidiano de los sufrimientos.
Perfil del columnista: Padre Avelino Ferreira Machado, Ordenado Sacerdote el 13 de octubre 1996. Terminó Estudios Teológicos y Filosóficos en la Universidad Católica de Lisboa (Portugal). Licenciado en Teología de la Vida Consagrada en Roma. Fue vicerrector y encargado de la pastoral educativa del Colegio Santa Dorotea de Cali. Actualmente Asesor Espiritual de la Institución Educativa Gimnasio del Rosario y otras instituciones Educativas y del Centro de Neurorehabilitación Fundación San Rafael en Sincelejo, Sucre.