Terminaron recientemente las negociaciones directas en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, sin lograr un acuerdo para fijar el incremento del salario mínimo para el 2021. Con posiciones muy distantes, el sector empresarial como última propuesta planteó un aumento del 2,7%, de $877.803 a $901.504; mientras los representantes de los trabajadores mantuvieron su propósito de lograr un SMLVM de $1.000.000/mes, aumento del 13,9%, con ese marco concluyó el proceso de concertación.
Ahora le tocará al presidente Iván Duque fijar por decreto el nuevo salario mínimo, cifra que muy difícilmente dejará satisfechos a todos los participantes en la concertación, sobre todo por el ambiente enrarecido y molesto por decir lo menos, que se ha generado al conocerse el decreto 1779 expedido el 24 de diciembre por el presidente la República, donde se establece un incremento del 5,12%, ($1.700.000) al salario de los congresista al pasar de $32.700.000 a $34.400.000, aumento correspondiente al año 2.020; lo cual representa para cada uno, un retroactivo aproximado de $20.400.000. Pésimo ejemplo y mensaje equivoco el que se está enviando en el momento actual cuando el país atraviesa una crisis económica, social y sanitaria que se puede agudizar en el 2021.
Se argumentará desde algunos sectores que el aumento decretado para los legisladores está sujeto a la Ley, sin embargo cuando se han hecho intentos por cambiar las reglas de juego desde el Congreso, no ha sido posible, por falta de decisión y voluntad política de muchos congresistas que hoy se rasgan las vestiduras y salen a vociferar su renuncia o donación del aumento navideño decretado, cuando en su momento se opusieron o pasaron de agache, asumiendo ahora una posición que obedece más a un cálculo político y de imagen al percibir el rechazo ciudadano.
Volviendo al incremento del SMLMV, son varias y disimiles las voces que se han escuchado desde diferentes sectores, así observamos como el ministro de hacienda Alberto Carrasquilla en escenarios públicos ha indicado: “Los que tienen la fortuna de tener un salario mínimo en el sector formal, yo no veo porque en una situación con este desempleo, con esta informalidad… diría que un 2% es un incremento razonable”, posición respetable pero que no se compadece con la realidad social y económica del país, ya de lo que se trata es promover una movilidad social, a partir de la generación de empleo decente con ingresos apropiados de acuerdo a competencias y habilidades.
Por otro lado tenemos actores del sector empresarial como Christian Daes de Tecnoglass, o Maurice Armitage, exalcalde de Cali, fundador de Siderúrgica de Occidente y el ingenio de Occidente, quienes han manifestado que un aumento irrisorio del salario mínimo, sería injusto, contrayendo la demanda en lugar de dinamizarla, expresando su desacuerdo con el porcentaje de aumento planteado por gremios de la producción.
Cada vez que se habla de incremento de salario mínimo se esgrime como argumento el aumento del desempleo y la informalidad, como si el costo de la mano de obra fuera el único o factor de mayor incidencia en los costos laborales, lo cual puede tener gran peso en algunos sectores productivos sin que ello sea razón para generalizar.
Es hora de manera seria, objetiva, sin prevenciones, con ánimo constructivo e incluyente abordar el tema de cómo afrontar la informalidad laboral y el desempleo, orientando acciones para dinamizar el sector productivo, incentivando a innovadores e inversionistas tanto nacionales como extranjeros para creación de nuevas empresas donde se agregue valor, principalmente en sectores donde podemos ser competitivos, mirando no solo el mercado interno sino fundamentalmente de exportación. Es pertinente considerar además de los costos de mano de obra, otros rubros como el precio que paga por el dinero (altas tasas de interés), la tierra, energía eléctrica, agua, combustibles, telefonía, seguridad e imposiciones tributarias, entre otros
Otro segmento de la población que se verá afectada con la decisión que se tome al incremento del salario mínimo serán los pensionados dado que el reajuste de las mesadas a excepción de los de salario mínimo, se realizan considerando la variación del índice de precios al consumidor (IPC) del 2.020. Esta normatividad contemplada en el Art 14 de la Ley 100, en la práctica no cumple con su propósito de mantener el poder adquisitivo de las mesadas pensionales, ya que el reajuste realizado de acuerdo al IPC, se esfuma con las primeras alzas del año 2021. Podemos señalar que las mesadas pensionales superiores al salario mínimo, han perdido en los últimos diez años alrededor de un 20%, de su poder adquisitivo.
Ante el panorama señalado, con una visión de equidad, planteamos que el salario mínimo para el año 2021, se incremente en un porcentaje que pueda oscilar entre un 4,5% a 5,5%, con evaluación y revisión por parte de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales en el mes de junio, teniendo en cuenta la incertidumbre económica y social que aun ronda por el Coronavirus. Igualmente para los pensionados cuyas mesadas sea superior a dos salarios mínimos rebajar el aporte en salud del 12% al 10%, con ello se compensaría en parte la diferencia entre el incremento del salario mínimo y el IPC, que se aplica para reajustar las pensiones.
Ingeniero industrial, docente universitario, asesor y consultor empresarial en temas laborales, desarrollo organizacional, negociación y solución de conflictos, columnista y comentarista de opinión.