“Dícese de toda actitud prepotente, arrogante o deshumanizada del paciente, sus familiares, sus representantes legales, los responsables de su seguridad social u otros, que pretenda menoscabar injustamente la importancia y la calidad del acto médico realizado por un profesional ético y competente.”
El desafortunado incidente del señor Javier Fernández, con el uso arbitrario del poder de los micrófonos para aseverar falsedades, de la misma forma en que vocifera goles, pareciera ser el puntillazo que le hacía falta a tal vez el momento más crítico de la medicina en el siglo XXI. Son estos actos los que aumentan el cisma ya existente, entre dos actores que aunque no lo quieran, están más que nunca relacionados: médicos y pacientes.
¿Qué dijo ‘el cantante del gol’ que ofendió tanto a médicos del país?
“Algunos médicos parece que no estuvieran muy interesados en que las personas se curen rápido, sino que están interesados en los $30 millones que les llegan a los hospitales”, dijo Fernández en el Canal de Deportes. Precisamente, fue esa la afirmación que más molestó.
El asunto, si bien es cierto, tiene en este episodio nombre y voz propia, no pasaría de ser más que un infortunado incidente, un tema para archivar, teniendo en cuenta que tenemos mucho en que ocuparnos. Lastimosamente, el tema se convierte en algo más grave. En un signo y síntoma de una sociedad que evidentemente no va bien. Es la pústula de una viruela. Una sociedad que padece del “Síndrome de Adriano”.
El problema que agobia a los médicos está presente en mayor o menor medida en todo el mundo, con marcadas diferencias de acuerdo a la región:
A diario luchamos por dar respuesta a las necesidades de una sociedad que cada día propende menos por su salud, pero en cambio si, demanda cobertura total a todas sus dolencias. Luchamos también dentro de un sistema que limita nuestra autonomía y menoscaba nuestros ingresos. A eso le sumamos dos males que esta pandemia ha develado: “la infodemia” que no es más que exceso de información – en algunos casos correcta, en otros no ‒ que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y lo que yo denomino la “expertidemia”, que consiste en proliferación de “expertos“en todos los temas y sin regulación en los medios y redes sociales.
No sobra recalcar aquí lo que en su comunicado la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas anotan acerca de las inconsistencias expresadas por el cantante del gol y repetidas por muchos en diferentes escenarios: Los médicos NO estamos interesados en que el paciente se enferme y entre a UCI.
Lo que si es cierto es que estamos cansados. Le seguimos poniendo el pecho a esta situación que ni en nuestros peores pesadillas pensamos vivir el día que entramos a la facultad de medicina; hemos visto morir colegas y amigos; soportamos la presión no solo del paciente y su familia, el anhelo de sacarlo adelante, el dolor por verlo morir, así como el miedo a morir nosotros y llevar este mal a nuestros seres queridos.
No queremos más de esto, y si en esta ocasión le pedimos al periodismo y medios de comunicación que hagan uso responsable de su poder, sea también el momento para proponer un nuevo contrato social con todos los estamentos. Las retractaciones públicas, los bonos, los reconocimientos, los aplausos, son solo paños de agua tibia a un mal mucho más profundo y que exige tratamiento, tal vez con más urgencia que lo que esta pandemia reclama. Invocamos nuestro derecho a ser tratados con respeto y dignidad.
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Claudia Patricia Diaz Bossa. Médico y cirujano de la Universidad de Cartagena, Internista Neumologa. Universidad de Cartagena y Universidad de la Sabana. Miembro de la Junta Nacional de la Asociación Colombiana de Neumologia y cirugía del tórax.