La sociedad colombiana está sometida por un sistema corrupto y mafioso. Mafias políticas, económicas, financieras, institucionales, y del narcotráfico, que lo han permeado todo apoyados en dos “ayudantes” infalibles: la ignorancia formal y política de las mayorías y la pobreza que impiden el libre desarrollo personal. Esta última condición les obliga a rebuscarse de cualquier manera el alimento para sí y los suyos, olvidándose de ser sujetos con derechos.
En cuanto surge una persona u organización que esas mafias consideren una amenaza real a sus intereses, las asesinan. Ha ocurrido históricamente así: Gaitán, Unión Patriótica (UP), Galán, Lara Bonilla y tantos otros.
Estos grupos armados en los Montes de María, han dejado en el pasado, consecuencias nefastas para la economía. Sus habitantes resistieron asesinatos, desplazamientos, y masacres. Entre 1970 y finales de los años 80, las guerrillas eran los grupos de mayor presencia en la zona.
El periodo de 1996 a 2004 es conocido como cruento y doloroso. (Masacres por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia), desmovilizadas en 2005. (Ley 975 de justicia y paz). Fueron años donde más empeoró esta problemática, debido al despojo de tierras a campesinos, provocando un éxodo de desplazados en todo el país.
En la actualidad, se ha instalado en los Montes de María, el “Clan del Golfo” o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (otro de sus tantos nombres), considerada la agrupación narcotraficante más peligrosa y organizada del país, que cuenta con 560 redes criminales, según la Comisión de Reparación y Reconciliación (CNRR).
Una violencia sin conflicto armado (no hay militares en la zona). Solo existe la presencia de dicho Clan impartiendo terror, e incitando a la persecución de personas civiles y líderes oponentes a las ilegalidades de cualquier tipo.
Todo esto está provocado por los procesos de restitución de tierras, ya que entre 1996 y 2011, los grupos paramilitares despojaron más de 110.000 hectáreas de tierras a campesinos. Estos procesos de restitución, se enfrentan en la actualidad, al desafío de las élites locales, que se han declarado en contra. (Han sido señalados, según informes, como usurpadores de tierras durante el conflicto pasado).
Con el recrudecimiento actual del problema, volvieron los desplazamientos, asesinatos y masacres. Una monumental crisis humanitaria y económica, para un país sin autoridad, donde parece que todo está permitido. Bajo estas condiciones, los desplazados se refugiaran en las ciudades, avivando de nuevo la marginación y el desempleo, que agravaran la situación vigente.
Según SEMANA, El pasado 14 de febrero, el líder Jorge Montes,del Espacio Regional de Construcción de Paz, tuvo que salir del territorio por amenazas de parte del “Clan del Golfo”. “Cuando lo denunciamos nos insultaron los altos oficiales, no nos creyeron. Tanto en las zonas altas como en las bajas de los Montes de María, ya han hecho presencia grupos de hasta 50 hombres armados de las AGC”.
En la actualidad, hay presencia de organizaciones ilegales en 211 municipios del país colombiano. La entrada de nuevos grupos en el negocio del narcotráfico, la reorganización de grupos guerrilleros y el regreso de paramilitares, son una nueva ola de violencia descontrolada que interviene en el tráfico de droga. El grueso de la población vive bajo esas condiciones y de seguir así, la están condenando a ser una sociedad sin futuro.